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A tempranas horas nos preparamos para salir, como se ha hecho de costumbre Héctor sería mi compañero de viaje, no iríamos lejos está vez sólo a unas cuadras, había revisado días atrás una de las despensas, no era tan grande, pero era una vivienda familiar, era mejor revisarla bien, no quería afectar a una familia que este viviendo en ella como nosotros sobreviviendo a todo esto, por lo que ingrese en una de ellas_debo admitir que lo que encontré en ese lugar, fue traumante_ una familia vivía en ella, una pareja con dos hijas, a los cuatro los encontré acostados en sus respectivamentes habitaciones, con un sesos exparcido por la todo el lugar _ todos se quitaron la vida, sin ni siquiera intentarlo_ aunque debo admitir que el pánico podría ser un factor, yo mismo no se de donde saque la cordura suficiente como para no quitarme la vida cuando la situación se complicó.

Aunque lamentó la situación que encontré en aquella casa, el lugar estaba despejado por lo que no sería arriesgado, no queríamos llevar los autos por temor a llamar la atención por lo que nos decidimos por carretillas que se encontraban en la casa, lo usabamos para transportar las mercancías pesadas, ese sería nuestro medio para poder traer todo lo encontremos en la casa, para que así nuestra familia este bien por un tiempo.

Desayunamos y colocamos todo lo necesario en una pequeña mochila en caso de imprevistos, encontrarnos con caminantes o si por azares del destino algo salía mal, estábamos precavidos.

_ Es hora, hay que irnos mientras más tempranos terminemos será mucho mejor.

_ Tu siempre apurado, te harás más viejo y gruñón que morirás solteron, relajate hermano.

_ Quieres que estemos trabajando con el sol puesto a nuestras costas, pues yo no, así que mueve ese trasero y marchemosnos ya_ en ese momento enfoque mi vista en Lia que venía saliendo de la casa a nuestra dirección junto con su hermano, parecía tranquila, y natural como si no recordarse lo sucedido anteriormente.

_ Buenos días... que tal están_ saluda cordialmente.

_ Buenos días cariño... que tal durmieron, que tal estás pequeño_ mi madre como siempre efusiba, niego con la cabeza está mujer no cambia, ni siquiera cuando el mundo se va a la mierda.

_ Excelente señora Davies, gracias por todo enserio, fue una noche muy agradable.

_ Me alegro cariño, vamos desayuna, siéntete como en tu casa.

_ Gracias...._ dispuesto a seguir con mi camino antes de que comenta algún desliz, tomo las cosas y voy hacia la salida, pero su voz me detiene_ Will.... ¿Irán en las despensas?_ asiento.

_ Así es, dentro de poco volvemos si todo sale bien_ ella asiente mientras se acerca más a mi posición, me mira a los ojos,¡Joder!!! está chica con solo verme causa miles de sensaciones en mi, esto ya no es para nada normal, debo comenzar a alejarme de ella.

_ William... cuidate_ se acerca a mi y me abraza escondiendo su rostro en la curvatura de mi cuello, sentía su respiración traspasar la tela de la camisa que tenía puesta y el aumento de mi ritmo cardíaco, si yo sentía mi corazón latir así, ella podía hacer mismo,la tomé de los hombros y la aleje un poco, la mire tratando de transmitirle la confianza suficiente de que estaría bien.

_ Vuelvo pronto pequeña_ le di en beso en la frente y me aleje, sólo segundos después noté lo que acaba de hacer, la realidad me azotó de manera brusca, la mirada de la mayor parte de mi familia estaba puesta en nosotros, mierda.... Y más mierda, joder le acabo de decir ¿pequeña?, pero que carajos estaba pensando, que me está pasando porque pierdo el uso de razón cuando la tengo cerca mío, ¿Porque?.

_ Increíble hermano, si que sabes disimular_  lo mire mal tratando de decirle con la mirada que se mantuviera callado de una buena vez.

_ Vámonos de una vez.

Muertos Vivientes Donde viven las historias. Descúbrelo ahora