Capítulo I ~ Noticia inesperada

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"Nunca planeamos aquel día en que te perdería.
Seríamos nosotros contra el mundo.
No puedo comprarme una máquina del tiempo"
~The one that got away, Katy Perry

1 agosto 1997
En una bonita casa de Londres muggle se encontraban una chica y su padre.
«Cariño, ¿Qué pensarías de una madrastra?» preguntó el hombre nervioso.
La pequeña mujer soltó una breve carcajada y con aún la sonrisa en los labios respondió con otras cuestiones: «¿A qué viene la pregunta, papá? ¡No me digas que te vas a casar!». La chica volvió a reír.
«¿Qué te parece tan gracioso, princesa? ¿Piensas que tu padre ya es para desguace y no logra conseguir una bella mujer?» preguntó algo ofendido William Granger «¡Todavía no soy tan viejo y feo! ¿O sí?».
Hermione negó con la cabeza y contestó: «¡Claro que todavía eres un joven tío guapo que podría tener en sus pies todas las mujeres del mundo, papá! Pero no entiendo la razón de tu extraña pregunta. Nunca te he visto con una mujer que no seamos mamá o yo. De hecho desde que mamá falleció nunca te he visto con alguien en general... Estabas como un zombie... Pero, responde sinceramente, ¿Has conocido a una mujer?».
«¿Te molestaría?» preguntó preocupado y siempre más nervioso.
«No se contesta a una pregunta con otra pregunta, pero ya he entendido que sí has conocido a alguien».
«¿Estás enfadada, cariño?»
Hermione suspiró y respondió con una triste sonrisa: «Claro que no, papá. La verdad es que se me hace extraño pensar en una mujer a tu lado cuyo nombre supongo no es Jean. Simplemente es difícil de asimilar tan rápidamente».
«Entiendo, tienes toda la razón. Se me parece raro a mí también a veces. ¿La extrañas, verdad?».
«No imaginas cuanto...» confesó la muchacha cabizbaja para ocultar una lagrima de tristeza.
«Sí que puedo imaginarlo, mi niña. Yo también le echo de menos. Siempre será así, es obvio, ¡Fue la primera mujer que me robó el corazón!». William se acercó a su hija y le rodeó los hombros con sus musculosos brazos.
«¿Esta mujer que has conocido te lo robó por segunda vez?».
El hombre sonrió mostrando todos sus perfectos dientes blancos: «No, la segunda mujer que lo hizo fuiste tú». La chica devolvió la larga sonrisa y sus mejillas se sonrojaron un poquito. Luego preguntó más exasperada: « Pero ahora deja de andarte con rodeos y dime quién es esta bendita mujer que consiguió conquistar otra vez este extraordinario doctor. ¿Es una paciente tuya?».
«No exactamente, princesa. Esta vez te equivocaste. Pero no te preocupes, la conocerás pronto. De hecho... Vendrá esta noche después de la cena...».
«Ah vale» los engranajes en la mente de Hermione empezaron a girar y abrió los ojos como platos gritando: «Espera ¡Qué! ¡¿Ya vendrá esta noche?!».
El señor Granger río con ganas: « Sí, cariño, es lo que acabo de decir».
«Pero... pero... pero... ¡Yo no estoy preparada psicológicamente para conocerla tan pronto!».
«Tranquila, es una mujer muy agradable y divertida. A veces me acuerda tu madre. A pesar de que Jean es insustituible, te aseguró que te agradará mi novia».
A la chica le escapó una risa: «¿Novia eh? Papá, ¡Ya no eres un adolescente! Por cierto, ¿Cómo se llama?».
«No contestaré a esta pregunta ahora. Todo lo que te puedo decir es que te va a gustar y que vas a tener un hermanastro».
«¿Cómo que un hermanastro?» preguntó curiosa.
«Así es. De lo que tengo entendido es un año menor que tú. Seguro que os llevaréis muy bien...».
La bruja más brillante de su generación captó una señal de incertidumbre cuando su padre pronunció la última frase. Parecía ocultar algo importante, pero le pasó por alto porque por fin, después de mucho tiempo, veía a su progenitor sinceramente felíz y eso era lo que más le importaba a ella.
«Anda, ahora va a ducharte y ponte algo más adecuado para la velada» terminó el hombre.

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La noche llegó pronto y no se hizo esperar el sonido del timbre a las nueve en punto. Hermione y su padre fueron juntos a abrir la puerta y acoger a los huéspedes, pero nunca, tampoco en su más retorcidos y espantosos pensamientos, imaginó ver propio a aquellas personas en el umbral de su hogar.
Después del shock inicial, la muchacha y su "hermanastro" exclamaron en sincronía y con mucha furia: «¡Tú! ¿Qué haces aquí? ¿Qué hago yo? ¡¿Qué haces tú?!».




~Hermanastros~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora