Capítulo VII~ Andén 9 y 3/4

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"Ha sido un largo día,
sin ti mi amigo
Y te voy a decir todo
cuando te vea de nuevo.
Hemos recorrido un largo camino desde donde empezamos"
~See you again,
Charlie Puth ft. Wiz Khalifa

Ya había llegado el día en que todos los estudiantes iban a regresar al Colegio de Magia y Hechicería de Hogwarts.
Todos los jóvenes magos se encontraban con sus familias en el famosísimo “Andén Nueve y Tres Cuartos” para coger el Expreso que los habría acompañado a ese misterioso castillo en Escocia.
La duplicada familia Granger ya estaba allí esperando el tren. La convivencia había sido muy difícil, sin embargo, en el último período estaba bastante civil por parte de ambos adolescentes. Desde luego, era indispensable hacer la vista gorda con respecto a las innumerables facturas que había disparado Hermione casi todas las veces que oía las provocaciones del rubio. Por cierto, todo el mundo conoce el proverbio “un hechizo aturdidor al día, de Draco Malfoy te ahorraría”.

En unos minutos serpiente y leona fueron alcanzados por un pelinegro de gafas y unas cuantas cabezas-zanahoria. Ron Weasley inesperadamente se lanzó a los brazos de una muy atónita castaña, que pronto exigió -gentilmente, por supuesto- que el chico se apartara de ella, porque estaba muy incómoda y avergonzada. El muchacho se ofendió un poco, pero la decepción se convirtió en ira en cuanto se dio cuenta de la presencia de cierto slytherin.
«¡Herms! ¿Qué hacías aquí con ese mortífago bastardo?» gritó furioso intentando alejarse con la chica.
«¡Ronald Billius Weasley!» chillaron al mismo tiempo Hermione y Molly. El pelirrojo obtuvo una dolorosa bofetada. Después la familia Weasley tuvo que escuchar una historia verdaderamente sorprendente.
La gryffindor ya estaba harta de dar explicaciones a todo el mundo y por enésima vez contó el romance entre su padre y la madre de Draco.
Todos los presentes prestaron atención al relato, nadie se atrevió a interrumpir a la bruja más brillante de su edad, tampoco un pelirrojo muy molesto, porque temía los reproches de su mejor amiga y sobre todo de un madre.
El cuento terminó y hubo un momento de silencio para comprender plenamente la situación. Sin embargo, el pelirrojo menor osó romper el hielo haciendo una de sus usuales tonterías: intentó besar Hermione en los labios delante de todos sus familiares y delante de todos los estudiantes, convencido que ella no iba a rechazarlo. Sin embargo ella se alejó al instante muy asombrada:«¿Qué pretendías hacer, Ronald?».
«Ehm, pues… ¿besarte, cariño?» explicó el muchacho con las orejas que hacían juego con su propio pelo.
«¿Y por qué?» preguntó la castaña de remando levantando una ceja.
«¡Porque somos pareja claramente!» exclamó con obviedad y posesión el joven Weasley.
«¿Nosotros pareja? ¿Y desde cuando, cariño? Ah no espera, ahora me acuerdo… ¡Somos novios desde cuando te metiste con esa muñeca rubia y os comíais la cara recíprocamente delante de todo el colegio!» gritó fuera de sus casillas la leona.El menor hombre de casa Weasley parecía no entender al principio, pero luego tuvo la iluminación del siglo: «¿Te refieres a Lavander?».
«¡Pues claro que me refería a ella, imbécil!»
«Entonces no tienes que preocuparte, de hecho terminamos hace meses. Lo nuestro no tenía futuro, nunca ha sido algo serio, yo sólo quería tener una novia» soltó restándole importancia al asunto.
Hermione le miró con los ojos entrecerrados que si hubieran podido matar, el pelirrojo ya habría estado bajo tierra desde que había empezado la discusión. «¿Cómo puedes ser tan demente y machista?»
«Te aseguro que ella estaba de acuerdo.conmigo, Herms. Lavander sabía que éramos novios sólo por venganza...»
«¿Por venganza? ¡Eres aún más idiota de lo que creía!»
«¿Yo sería idiota? ¿Quién crees que es el responsable? ¡Todo pasó por tu culpa!»
«¿Disculpa? ¿Mi culpa? ¿¡Con que coraje te atreves a echarme la culpa!? ¡No fui yo la que evitó el otro durante todo el año pasado porque su pareja no le permitía tener amigos del sexo opuesto!»
«Yo no lo habría hecho si tú no fueras tan púdica»
«¡Cómo te atreves, desvergonzado!»
«¡Tú eres la única culpable. ¿Te suena el nombre Krum?»
«¿Qué tiene que ver Viktor con todo esto?»
«Viktor… ¡Tiene todo que ver! ¡Lo besaste!»
«¿Y qué hay?¿Acaso no puedo besar a alguien?»
«¡No! ¡ Sólo podías besarme a mí !».
Hermione había perdido la cordura por completo. Sus ojos lanzaron chispas amenazantes y listas para atacar «¡Serás cabrón! ¡Te acuerdo que ese año él fue el único que se dio cuenta de que yo era una chica! ¡Y si nos besamos sólo es asunto nuestro¡ ¿Te queda claro, Ronald?» terminó la leona con el aliento entrecortado y las manos temblorosas.
Casi todas la personas que se hallaban en el andén tuvieron parte a ese desagradable espectáculo. Los familiares de los dos gryffindor habían quedado sin habla, nadie entre ellos consiguió formular algún sonido, estaban completamente impactados y bastante incómodos. Sólo Harry y Ginny estaban al corriente de los acontecimientos que tuvieron como protagonistas sus hermano y mejor amiga. Él que más estaba asombrado era sin duda Draco Malfoy. Nunca se había enterado de esos suculentos cotilleos.
¿Cómo es que los gryffindor más molestos lograron ocultar semejantes intrigas?
Sin embargo, lo que más lo fastidiaba, por alguna razón para él todavía inexplicable, era que la rata sabelotodo y mojigata había besado ese famoso jugador de quidditch a los quince años y también la comadreja quería hacer lo mismo con ella, ¡Encima había intentado darle celos sin éxito!
Mientras tanto, el tren había llegado a la estación. Los jóvenes se despidieron de sus padres: quien con un beso en la mejilla, como hizo Hermione Granger; quien con una bofetada, como le pasó a Ronald Weasley; quien con un breve abrazo, como concedió Draco Malfoy. Todos los magos y brujas estaban emocionados por el comienzo del nuevo año en Hogwarts, el último para nuestros héroes, aparte de Ginny que iba a cruzar todavía el sexto curso.
En el Expreso Draco se separó muy contento del grupo de insoportables gryffindor para acudir a los compartimentos de su casa. Se reunió pronto con sus amigas serpientes Blaise Zabini, Theodore Nott, Pansy Parkinson y Daphne Greengrass.
«¡Draco! Por fin has llegado… ¿Qué tal tus vacaciones?» preguntó Pansy feliz de ver al rubio.
«Digamos inusuales» respondió el directo interesado, que hizo una breve pausa para continuar francamente «Tengo que contaros algo». El ojos grises empezó a relatar los asuntos amorosos de su madre con el muggle padre de la sangre sucia. Todavía el chico no conseguía acostumbrarse a la extraña situación. Demasiado rara y antitética según sus preceptos para ser la realidad efectiva.

~Hermanastros~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora