Capítulo XVII ~ Inolvidable Baile de Halloween

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"No puedo conseguir que mi boca diga las palabras
que quiero decirte
Esto es típico del amor,
no puedo esperar más,
no voy a esperar.
Tengo que decirte lo que siento cuando nos veo
juntos para siempre
En mis sueños tú estás conmigo,
Seremos todo lo que
quiero que seamos,
Y a partir de ahí, ¿quién sabe?
Tal vez esta sea la noche que nos besamos por primera vez
¿O es que soy sólo yo en mi imaginación?"
~ Imagination, Shawn Mendes



El 31 de octubre llegó de un flechazo. Todas las chicas llevaban semanas queriendo asistir a la fiesta, mientras que los muchachos esperaban sólo ver a bellas jóvenes mujeres disfrazadas.
Un grupo desigual de muchachas estaba añadiendo los últimos detalles de sus máscaras en el dormitorio de las leonas.
«Deja de moverte, Daph, si no, no consigo arreglarte la corona al pelo» se quejó Pansy Parkinson lidiando con los mechones caprichosos de su amiga.
«Lo siento, pero estás tardando una eternidad...» bufó la rubia, esa noche teñida de negro carbón.
«La perfección necesita tiempo, ¿Sabes? Pues, mira a Ginevra, ¿No te parece una verdadera muerta viviente?» chilló la morena dando saltitos como una niña pequeña orgullosa de su obra.
«Sí, Pansy, hiciste un trabajo maravilloso. ¡Me encanta mi look!» exclamó la pelirroja eufórica, girando en círculos.
«¿Pero nuestra pequeña empollona aún no está lista?» preguntó Daphne observando como la castaña permanecía encerrada en el baño.
«¿Hermione, terminaste o que? Ya casi son las ocho y media...» le avisó la otra gryffindor impaciente, llamándo a la puerta.
No hubo ninguna contestación verbal, pero la puerta del baño de la prefecta se abrió dejando salir a una diosa, en el sentido de la palabra. De hecho Hermione Granger decidió comprarse un magnífico traje de sacerdotisa griega, blanco como la nieve, con adornos dorados, bien combinados con brazaletes que le rodeaban los brazos. El pelo rizado estaba recogido en una trenza larga hasta media espalda y en la cabeza estaba apoyada una coronita de hojas de laurel brillantes. Su maquillaje era muy simple: un poquito de sombra dorada en los párpados y un rosa pálido en los labios carnosos.
«Ahora entiendo porque rechazaste nuestra ayuda… ¡Estás divina, sabelotodo! ¡Nosotras no podríamos haber hecho un trabajo mejor!» gritó Pansy emocionada.
«La verdad es que quería arreglarme sola por una vez y ver lo que podía hacer con mis propias manos. Pero os agradezco por la propuesta» replicó la gryffindor algo sonrojada por los cumplidos, pero muy satisfecha de su aspecto «De todas maneras, también vosotras no quedáis atrás, ¡Sois estupendas!».
«¡Gracias!» agradecieron las tres jóvenes en sincronía.
«Pero ahora vamos, que nuestros caballeros nos estarán esperando desde hace tiempo» terminó la pelirroja empujando a las compañeras hasta la Sala Común de los leones.

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En cuanto el cuarteto bajó las escaleras, todos los presentes dirigieron las miradas hacia ellas.
«¡Yo lo sabía que valdría la pena esperar, guapa!» se regocijó Blaise Zabini disfrazado de jugador de baloncesto muggle, besando la mano de su novia.
«Ya, Ginny estás asombrosa: escalofriante y bellísima al mismo tiempo» comentó sincero el Niño-que-Vivió en su vestido de Conde Drácula, ruborizándose un poco ante la hermosura de su chica.
«¡Hermione estás más preciosa que nunca!» exclamó un príncipe azul, mirando completamente sorprendido y embobado a su pareja del baile.
«Mi dama tan encantadora, que aceptó mi humilde invitación para ser mi acompañante en esta especial velada...» dijo un Theo vestido de bombero muggle de forma muy dramática, arrodillándose como verdadero gentilhombre, guiñándole el ojo a su cita «¡Qué suerte encontrar un ángel de pelo enmarañado que me hizo abrir los ojos ante nuestro amor!» siguió el ojos azules actuando como si estuviera en un escenario.
Daphne levantó una ceja escéptica en frente de la actitud tan rara de su slytherin y luego volvió la mirada hacia su amiga gryffindor «¿Qué hiciste, Granger?»
«No sé de qué hablas...» mintió la castaña haciendo ojitos de angelito.
«Dejamos estas charlas de culebrones para más tarde, lo que importa ahora es ir a bailar, ¡Vamos!» rebatió el medio italiano animando a sus amigos para que se dirigieran a la bendita fiesta de Halloween del colegio.

~Hermanastros~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora