Capítulo 2

28.1K 1.5K 393
                                        


Andrea

Actualidad

Este día no pinta a mi favor, definitivamente no.

El despertador de mi mesita de noche no sonó a la hora indicada, hoy es lunes y debo iniciar el primer día del cuarto semestre de la universidad.

Cursaba administración de empresas y algo que odiaba era llegar tarde. Sin embargo, este día iba a ser muy apresurado y estaba consciente de eso, ya que hoy también iniciaban las clases de regularización de matemáticas en las que yo soy la tutora.

No es que me fuera mal en la vida, pero me gustaba mucho ganar dinero por mi propio trabajo, así que aproveché mi talento en las matemáticas para dar clases en mi casa a niños de primaria desde hace tres años para pagarme mis propios gastos y no seguir dependiendo de mis papás.

Hoy atendería a Rachel Ivanov y a Matthew Montero.

-Buenos días, Anne- saludó Jed

Ese era mi mejor amigo llamándome por mi odioso segundo nombre con una gran sonrisa al abrir la puerta de mi casa y al mismo tiempo encontrándome con su nueva cabellera teñida de negro total.

-¿Ahora eres emo?- pregunté confusa y a la vez bromista

Fue una broma muy satisfactoria porque su expresión se borró haciéndome soltar una fuerte carcajada.

-No es nada gracioso - respondió rodando los ojos y lo abracé fuertemente con una gran sonrisa en mi rostro

-Te lo valgo porque te extrañé como no tienes una idea- hablé con sinceridad y esa sonrisa que tanto me gustaba ver en su rostro regresó

-Yo más, pero apresúrate, debemos irnos ya o llegaremos tarde- habló metiendo sus manos en los bolsillos de su abrigo debido al frío que hacía y observé su rostro como una tonta.

Jed no me gustaba, pero algo que adoraba de él era que en invierno, como su piel era muy clara como la nieve, su nariz se vuelve roja y sus ojos azules más profundos.

La desventaja de ello era que lo hacía más atractivo para las chicas.

En el camino a la universidad, íbamos adivinando lo que la gente pensaba y nos reíamos como siempre con tan solo ver sus expresiones. Jed tenía una imaginación tan grande, que decía cualquier tontería, aunque realmente parecía que la gente sí pensaba eso.

Era nuestra costumbre para hacer más divertido el trayecto a la escuela desde que somos niños.

 Aunque de un momento a otro, de la nada el silencio fue el que interrumpió nuestra conversación y lo miré para saber si todo estaba bien, pero había un Jed pensativo y distraído esta vez.

-¿Estás bien?-pregunté sin darle mucha importancia mientras observaba los locales que pasábamos. 

Jed era igual de raro que yo porque a veces teníamos nuestros días malos y también los buenos, por lo que sabíamos acoplarnos a ello perfectamente y darnos nuestro espacio cuando lo necesitábamos.

-No tanto.- respondió sin mirarme ya sin ese tono bromista y divertido de antes.

-¿Qué pasa?-pregunté ya un poco más preocupada, pero me cambió de tema al ver a una señora con un puesto de manzanas acarameladas.

-¡Mira! ¡Son manzanas con dulce!- exclamó con un fingido ánimo y me jaló hacia el puesto, pero yo retenía mi paso ahora. 

-Pero no te gustan las manzanas así- dije con confusión

Oh no, Alex.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora