Llevaban algunos nueve años de casados, era necesario recalcar que su matrimonio fue conveniente por ambos padres, pero aún así existía un afecto entre ellos.
Pasó el tiempo y Zayn había logrado enamorarla, pero el tiempo pasó y ella cambió. Algo horrible había pasado en su vida y a pesar de amar a Zayn estar con el le recordaba aquella persona que había arruinado su vida para siempre.
Su matrimonio cambió, Perrie se consumía mucho en su trabajo, mientras que Zayn siempre intentaba salir temprano para poder cuidar a su pequeña princesa, quien tenía siete años.
-Hola princesa.- Saludó su padre como de costumbre.
-Hola papi.-
-¿Como te fue hoy en el colegio?-
-Muy bien.- Sonrió la pequeña. -¿Mañana mamá podrá llevarme?-
Todos los días le hacía esa misma pregunta y el intentaba de todas las maneras posibles que Perrie fuera, pero esta siempre pronunciaba un "no puedo" "estoy cansada" "llévala tú"
-Mamá trabaja mucho princesa, es justo dejarla descansar, ¿no? Prometo llevarte mañana y de paso podemos ir a comprar la muñeca que tanto querías.-
-¡Si!- Sonrió la pequeña besando la mejilla de su adorable padre.
-¿Has hecho tu tarea?-
-No papi, ¿me ayudas?-
-Me parece perfecto, vamos.-
Pasaron algunas dos horas, Zayn había ayudado a su hija mientras que ambos reían por cosas insignificantes. El adoraba pasar tiempo con su hija, amaba verla sonreír.
La puerta principal hizo ruido dando señales de que Perrie había llegado, la niña sonrió y corrió a abrazarla, pero ella ni siquiera la miró.
La niña inmediatamente al sentir el rechazo de su madre se refugio en donde único se sentía querida; en los brazos de su papá.
-Princesa, ¿porque no vas con Rosa a ver televisión? Al rato te alcanzo.- Intentó sonreír.
-Esta bien papi.- Sonrió triste y subió.
Enojado, tomó a su esposa por el brazo y la subió hasta la habitación principal.
-¿Cuál es la necesidad de hacerle eso a nuestra hija?- Reprochó.
Perrie lo había visto enojado muchas veces, pero esta vez estaba más.
-No tienes el derecho de hablarme así.- Lo miró y éste negó.
-Si tu maldito problema es conmigo no tienes porque desquitartelos con Paulina.- Soltó mas cabreado.
-Mi problema no es con ninguno.- Intentó tranquilizarse. -Perdón, tienes razón.-
-Claro que la tengo.- Asintió el mirando hacia el ventanal. -¿Que demonios nos pasó?-
Al ver que ella decidió ignorar su pregunta salió de la habitación negando.
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-¡Pau!- Gritó su maestra corriendo tras ella. -¡Paulina espera!-
