Nevea: Primer Encuentro

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Ala ya podia tener dieciseis años, pero ese lugar siempre le habia  parecido tetrico; con sus entradas con rejas, patrullas entrando y saliendo de la ciudad cada dos por tres y las explosiones de en tanto que se escuchaban dentro de la primera ciudadela. Y no estaba mas decir que la ciudad quedaba justo en medio de “Nevea" y “Las Residencias de los Magos".

¿Cómo siquiera era posible que alguien quisiera vivir ahi?

Pero ella ya lo sabia, por eso habia viajado desde su calido hogar hasta ese “valle oscuro y tenebroso" como diria su primo. Estaba ayudando a uno de los amigos de su madre a cargar todo, o eso era lo que usarian de cuartada para espiar un poco los muros de la escuela.

Solo esperaba llegar a su casa lo mas pronto posible.

Laiden odiaba quimica, de verdad, no habia otra cosa que odiara mas a parte de la química, excepto — quizá — los rebeldes, ellos tambien le ponian el pelo de punta.

Pero lo importante ahora era que iba a tener un examen práctico en menos de media hora y no habia estudiado ni pío.

Si Needle estuviera ahi… pero su amigo habia tenido que enfermarse justo ahora, en ese momento en que Laiden no podia permitirse bajar su nota.

Él no era mal estudiante, en realidad era de los mejores —como todo Centrius— pero las formulas seguian resistiendosele a entrar. Por primera vez deseó haber aceptado la propuesta de Gelehrt de ayudarle a estudiar, pero ya era demasiado tarde, tendria que apañarselas solo.

La novena caja y la rubia ya sentia que se iba a desmayar del sofocante calor que hacía, eso y sumandole a la incomodidad de tener miradas tanto de civiles como de magos sobre ella por estar muy cerca del muro.

Pero ahora eso no le importaba, lo único que quería era dejar todo y e irse para su casa, que los demás rebeldes se encargaran de conseguir la información, pensó al tiempo que una figura envuelta en un suéter verde y con la capucha puesta le rozaba en hombro, seguida de una mas mayor que parecía atento a cualquiera que se le acercara.

Por inercia pensó en su hermano mellizo y en la enorme posibilidad de que él estuviera tras esos muros.

Sin estar segura de si era permitido o no, posó una mano sobre la pared curbada de roca que rodeaba Nevea, ganando aun mas miradas inquisidoras. Luego descansó la espalda en esta y se deslizó hasta quedar sentada, suspiró.

Ella deseaba ver a su hermano, sin saber que ese habia estado a su lado minutos antes.

Segundos después, un chico moreno en busca de un sitio tranquilo en donde estudiar, tambien se sentaba en el mismo lugar del muro, con su espalda recargada en la pared al igual que ella, separados por cinco metros de piedra y granito. Sin saber que ambos serian parte del futuro del otro en solo unos cuantos años más.

Suspiraron. Que difícil eran sus vidas.

¡Primero!

¡Laiden! (One Shots)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora