Fuego

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Para Centrius el fuego que crecía en la chimenea no era más que un brillo tenue, un pequeño resplandor incapaz de dejar una marca sobre su tostada piel; nada que pudiera hacerle daño. Por eso, aveces olvidaba que a otros si, a Laiden, por ejemplo.

-Lo siento- susurró el niño cuando el mayor había terminado de vendar su brazo.

Centrius levantó su rostro para verle a los ojos, donde las lágrimas eran retenidas con fuerza, intentando no llorar.

-Debí decirle a Kenya que avivará el fuego. Aun eres muy pequeño.

Laiden se encogió. Odiaba eso, odiaba ser muy pequeño para ciertas cosas, odiaba sólo controlar dos de los cuatro elementos y odiaba que se lo recordarán, más si el capitán usaba ese tono de indiferencia fingido, a sabiendas de la desilusión que sentía de que él no fuera perfecto.

-¿Podré entrenar esta semana?- preguntó, temiendo la respuesta.

El capitán lo pensó un momento.

-Si quieres- dijo -Durante una batalla tendrás heridas peores y no podrás detenerte hasta terminar.

El niño asintió y tras pedir permiso para retirarse desapareció por la puerta.

Solo, Viktor hizo crecer un poco mas las llamas con ayuda de la mágia sin apenas mover un dedo , quizá esta vez se había pasado un poco, pero las ordenes de Saylla eran directas "Convertir a Laiden en el mejor y leal mago que alguna vez se halla visto". Y al parecer iba por buen camino, pues a pesar de tener siete años, el moreno ya sabia en detalle acerca de su magia, y no había rechistado ante su orden de aumentar el fuego, aunque todos supieran que el capitán podía hacerlo sólo.

Corto. Lo se.
PERO ES MARATÓN 1/5

¡Laiden! (One Shots)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora