Ojos grises.

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La primera vez que Laiden había sido consiente de que sus ojos no eran normales fue a los tres años, mientras estudiaba su reflejo en el cristal de la sala, manía que había agarrado desde pequeño y que ahora le hacía darse cuenta del inusual aspecto de sus ojos. Por momentos eran grises, al otro eran miel y a ratos ambos colores se fusionaban haciéndolo parecer más extraño de lo que por si ya era.

Kenya estaba a su lado, aunque ella tuviera nueve y debería haber estado estudiando. Él le sonrió a través del espejo y ella le devolvió el gesto, animada.

Sin embargo la pregunta seguía flotando entre ambos ¿Que le pasaba a sus ojos? La chica había dicho en más de una ocasión que le gustaban así, cambiantes y no de un solo tono como los suyos. Que los hacia interesantes.

Pero para ojos interesantes eran mejor los de Ether, pensó el niño. Recordando el tono violeta de los iris de su amiga, que en más de una ocasión le habían provocado miedo y admiración por igual.

¿Qué pasaba ahí? ¿Porque no podía tener ojos violeta también? ¿O azules como los del capitán?

La respuesta le llego las rarde esa misma noche a la hora de la cena. Como no era la "Cena de Reunión" y muchos aprendices faltaban, no importó que Laiden rompiera las normas sentándose dos asientos más allá de los que le correspondían, quedando al lado de Centrius para pregúntale sobre sus ojos.

-El miel viene de los ojos de tu madre -le dijo el hombre con la vista pérdida en los recuerdo-, el gris es tu herencia de mago. Siéntete orgulloso, no muchos la tienen en un ligar tan visibles, otros ni siquiera la recibieron.

Desde ese día, cada vez que Laiden se mira en el espejo prefiere mil veces el gris al miel.

Porque el miel representa su lado humano, su debilidad. Y él estaba destinado a ser el mejor mago.

Un tanto corto pero ñe, después lo reviso y lo alargo.

¡Laiden! (One Shots)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora