Alger llevaba un poco mas de dos horas en aquel lugar y ya se quería ir, porque ¿A quien le gustaba estar en prisión? Así es, a nadie.
Pero gracias al amiguito de su prima ahora tendría que estar ahí por quien sabía cuanto tiempo.
Lo bueno, pensó, es que tenia una celda para él solo y que la de su hermana estaba a un lado, se hubiera vuelto loco de estar junto a otros presos que si merecían estar ahi.
¿Él? No, ningún rebelde lo merecía, excepto si eran traidores, entonces se les debía colgar de inmediato, pero no sólo por exigir sus derechos.
Aun así tenía que resignarse hasta encontrar una salida o poder sobornar algo, así que con eso en mente se arrastró hasta el fondo de su celda haciendo chocar los grilletes que le habían puesto en los tobillos. Pero entonces se detuvo, ahi en la esquina, iluminando una pequeña parte se encontraba dos botones de "La Flor Luciernaga".
Alger trago antes de acercarse, mientras los recuerdos de aquella noche comenzaban a aflorar a su mente, luego sonrió, si, eso era una buena señal. Después de todo eran las flores preferidas de su madre, mismas que él había llevado a su tumba y que ahora lo custodiaban a casi la misma profundidad en que estaba ella.
5/5

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¡Laiden! (One Shots)
AlteleEl sexy de Laiden. La pilla de Ether. La pintura de Ala. Explosiones de Needle. ¿Que podria salir mal? ⚠ ADVERTENCIA ⚠ Este libro puede contener spoilers de "Laiden ¡Que viva la reina!", ya que son o bien, escenas extra, mundos paralelos o escenas...