Winx Club. Nueva Generación 2: Viaje En El Tiempo.

Capítulo 17.

—... Entonces me entero por Tristán que supuestamente son almas gemelas, pero no puedo decir nada porque a ambos les prometí que no hablaría.—Marga ocultaba su rostro con las manos, su ondulado cabello cayó en su frente.—Esto es frustrante ¿Que hago?.

Miró con súplica a Jenna, la mayor estaba sentada en un sillón al lado de la cama, con unos lentes falsos y una libreta anotando todo el chisme. Marga se encontraba recostada en la cama de Soraya, contándole todo el drama a la única persona neutral que pudo conseguir.

—Veo que estás atada de manos.—cruzó las piernas, como si fuera psicóloga profesional.—Pero, si ellos te pidieron que guardaras el secreto, es porque no quieren nada de ayuda.

—Porque no saben que el otro siente lo mismo.—corrigió.—Si lo supieran, no me hubieran pedido eso. Sólo quiero la felicidad de Soraya.

—Entonces hazte la desentendida.—Marga frunció el ceño, confundida.—Es decir, obliga a tu cerebro a borrar aquel momento en el que Tristán te contó todo sobre sus sentimientos. Mientete a tí misma creyendo que no sabes nada.

El hada de la tierra abrió mucho los ojos, de esa forma sería ajena al problema y no se preocuparía por lo que pueda salirsele.

—Jenna ¿Te he dicho lo brillante que eres?.—la halagó con una sonrisa satisfactoria.

—Las almas gemelas terminan juntas tarde o temprano, ya sea por suerte del destino o por una ayudita.—explica, recordando lo que le contó su padre sobre el collar del mar.—En este caso, será por suerte del destino que una a Tristán con el amor de su vida.

La puerta de la alcoba se abrió, dejando entrar a una eufórica Soraya saltarina y a un relajado Tristán con sus manos en el bolsillo.

—¡Ya tengo los atuendos perfectos para la misión!.—anuncia con una gran sonrisa.

—Esperen un momento ¿Cómo que atuendos? ¿No usaremos nuestra ropa de combate?.—Marga se levantó, asustada por la felicidad de la rubia.

—Vamos de encubierto, tenemos que usar trajes adecuados para pasar desapercibido.—contesta Tristán recargandose del marco de la puerta.

Soraya usó su magia para materializar dos conjuntos de dama y uno de caballero en el medio de la habitación.

—El azul es mío y el rojo es de Marga.—explica señalandolos.—Investigué un poco y la tendencia "malvada" de moda aquí es negro para los chicos, así que el de Tristán es todo negro.

La hija de Flora analizó su vestuario: un top sin mangas rojo que cubría su busto y parte del torso, unos shorts de cuero negro que al menos cubría el trasero. Los muslos se adornaban con unos cinturones negros enrollados, guantes de motociclista en las manos y unas botas de tacón algo rústicas. Se sentía exhibicionista pero le gustaba el diseño.

Miró el de de su amiga: un vestido azul rey ceñido al cuerpo que llegaba a medio muslo, un cinturón grueso negro que abarcaba todo el abdomen, mangas largas holgadas al final del mismo color del vestido. Botas de cuero negras que llegan hasta la rodilla y un collar de encaje ceñido al cuello. Le dió vuelta a la prenda y se percató de que la espalda iba descubierta.

Por último, Tristán: camisa negra con una calavera gigante, chaqueta de cuero negro con diversos bolsillos, jeans rasgados con cadenas adornando el cinturón y unos tenis.

Soraya les colocó sus prendas con un chasquido de dedos, se sentían extraños portando vestimentas tan góticas.

—Pareciera como si quisiéramos morirnos.—comentó Tristán refiriéndose a tantos colores oscuros.