Capítulo 33.

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—Flora, no cometas una locura.

Helia estaba estresado, se alarmó cuando recibió una llamada de su mujer totalmente alterada diciendo que iría a la batalla.

—¡No estoy cometiendo ninguna locura!.—aseguró al borde de la desesperación.—Algo le pasó, Helia. Algo le pasó a Marga.

—Me hubiera enterado si así fuera. Ahora, regresa al escondite y quédate ahí.—le ordenó, la verdad es que no quería que Flora corriese peligro, la batalla se estaba tornando más ruda desde que lograron exterminar todo el ejército de Amentia.

—¡Sé que ella está en peligro! ¡Lo sentí!.—le gritó, sus manos temblaban en su agarre del volante.—Iré por ella.

—Flora...—la llamada se cortó, Helia suspiró pesadamente.

Desde la ventana de su nave, miró a Torre Nubosa. Él también había sentido un dolor en su pecho pero le restó importancia, sus nervios aumentaron al pensar en lo peor.

¿Será que Flora tenía razón?.

(...)

Hades cayó al suelo de rodillas, horrorizado por lo que acababa de pasar. Su mente maquinaba una y otra vez los sucesos de hace tan sólo unos minutos y seguía sin creerselo.

Había perdido el control, dejándose llevar por sus emociones y como consecuencia, Marga y Tristán estaban tirados encima de un gran charco de sangre.

Él solo quería estar con Marga, hacerla feliz, darle lo que jamás tuvo. Él quería ser feliz a su lado sin importar qué, por eso la ayudó en tantas ocasiones, para ganarse su amor.

—¡Miserable! ¡Los has matado! ¡¿Cómo pudiste?!.—las mejillas de Soraya estaban empapadas de lágrimas.

—E-Ella se puso ahí.—tartamudeó, aún en shock.

—Dices amarla incondicionalmente, pero no comprendes nada del amor.—su rostro era amargo, estaba devastada.—Amar a alguien significa querer su felicidad más que nada en el mundo, así sea que su felicidad no sea contigo. Dices conocerla, pero cualquiera que conoce a Marga sabe perfectamente que ella da la vida por su familia. La felicidad de ella es su familia y quisiste matarme ¡¿Así es como le demostrarias tu amor?! ¡¿Destruyendo todo lo que ella ama?!.

Las palabras de Soraya golpeaban fuertemente al muchacho, él jamás había querido eso, él pensaba en la felicidad de ella, pero estaba tan cegado, tenía miedo de perderla y actuó de forma impulsiva. Pagando y alto precio por esa impulsividad.

—¡¿No me vas a responder, cobarde?!.—volvió a hablar después de unos minutos de silencio.—¡No sé cómo lo harás! ¡Pero quiero a Marga y a Tristán de vuelta! ¡Ya no te tengo miedo! ¡Me das vergüenza!.

Soraya cargó una esfera mágica y se la lanzó a Hades por impulso, el chico ni se movió para esquivarla, recibió el ataque con gusto. Se lo merecía.

Sus padres nunca le enseñaron lo que era amar; siempre le inculcaron que es mejor tener lo que quieras siendo un dictador que ablandarse con cosas tan estúpidas. No le gustaba la guerra, nunca delató el escondite de la resistencia porque esa gente lo que hacía era sobrevivir, aprendía todo de ellos porque los admiraba. Cuando vio por primera vez al hada del presente alterno, supo que si habían cosas buenas para alguien como él, se imaginó toda la vida a su lado: viviendo en una pradera, felices en paz y armonía, tal vez hasta con hijos, todos con la belleza de su madre.

Hades se levantó del suelo, Soraya se mantuvo alerta esperando algún ataque por parte de él. Sin embargo, quedó atónita cuando lo vio haciendo una reverencia hacia ella con una rodilla en el piso.

Winx Club. Nueva Generación 2: Viaje En El Tiempo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora