Capítulo 18.

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Capítulo 18

Jesse notó cómo el cuerpo de Ellie se tensaba junto al suyo y frunció el ceño en confusión, inclinándose para ver su rostro, y cuando vio su usualmente bronceada piel de unos buenos dos tonos más pálida, se preocupó.

– ¿Ellie? ¿estás bien? –La chica pareció salir de su estupor y lo miró.

Jesse no sabía qué era, pero su mirada parecía gritar que algo no iba para nada bien.

–Yo... eh, sí, estoy bien. –Dijo parpadeando, pero no pasó mucho hasta que sus ojos se desviaran a la copia de Jessica de nuevo, en ese momento, ella le dio una mirada más antes de encaminarse a la salida lateral del edificio.

Jesse siguió su línea de visión, pero no logró encontrar nada fuera de lo normal. Sólo lo que parecían ser un montón de clientes habituales. – ¿Estás segura? Parece que has visto un fantasma.

Ellie quiso reírse de eso, pero estaba segura que habría sido una risita histérica, así que se la tragó.

Él no tenía idea.

La chica comenzó a levantarse. Necesitaba ver a dónde se dirigía, era importante que la encontrara. Ella sabría, se dijo a sí misma, aunque no estaba segura del qué exactamente. –Estoy bien, lo prometo. Yo necesito hacer una llamada, regreso en un momento.

Jesse asintió, pero parecía preocupado. Ellie le regaló una sonrisa para mostrarle que estaba todo en orden, esperaba que al menos, fuese creíble.

Shay frunció el ceño cuando la vio levantarse. – ¿Está todo bien?

Ellie asintió de nuevo. –Estaré de vuelta en un segundo.

Ignorando las miradas que le dirigieron los otros en la mesa, se alejó. Cuando estuvo de espaldas a ellos, sacó sus gafas oscuras, poniéndoselas. Sabía que a esa distancia la chica no había sido capaz de ver por completo sus ojos, y algo le decía que era mejor que no lo hiciera

Ocúltalos, Ellie. No dejes que los vea.

No dejes que te vea.

Tratando de deshacerse de la voz que sonaba cada vez más frenética en su cabeza, Ellie se enfocó en que sus pasos no fuesen demasiado rápidos mientras atravesaba el local, pensando que sería capaz de correr para alcanzarla una vez que estuviese fuera de la vista de Jesse y sus amigos. Sólo que eso no fue necesario. Cuando la puerta se cerró detrás de ella y estuvo en el callejón, una voz la asustó al punto de hacerla saltar unos buenos cinco centímetros en su sitio.

– ¿Sabías que la curiosidad mató al gato, niña?

Los ojos de Ellie se encontraron con los de la rubia, que apoyaba contra la pared, sus brazos cruzados y un pie entrecruzado detrás del otro. Sin poder evitarlo, retrocedió unos pasos, con la mano sobre su acelerado corazón.

La chica le sonrió. –Oh, ¿te he asustado?

Ellie tragó saliva, tratando de mantenerse firme. –No.

Ella se puso recta, descruzando los brazos e inclinando la cabeza a un lado, entrecerró los ojos, con algo muy parecido a la curiosidad. Entonces comenzó a pasearse lentamente alrededor de Ellie con una soltura digna de una modelo de pasarela, sus ojos parecían evaluar cada movimiento suyo y Ellie trató de no encogerse mientras la seguía con la vista.

Le recordaba un poco a un gato o una pantera. Ella parecía poseer aquella felina cualidad animal, un poco salvaje, como si rondara a un pobre ratón indefenso que se encontraba demasiado desorientado para darse cuenta de que un depredador le acechaba.

Dead heartDonde viven las historias. Descúbrelo ahora