Capítulo 14. "Cayendo por Justin"

1.3K 145 68
                                    

—Voy a extrañarte, mi amor... —susurré, hundiendo mi rostro en su pecho y aspirando su delicioso aroma.

—Y yo a ti, princesa —Justin besó la parte superior de mi cabeza.

—Intentaré no extrañarte demasiado.

—Ojalá pudiera ir contigo...

—Ya habrá otra ocasión para que vayamos juntos —le dediqué una sonrisa—. Créeme que a mí también me encantaría que me acompañaras. Pero tengo que ir a Australia con mi mamá para ver lo de la herencia de mi padre y es un asunto delicado.

—Entiendo —asintió—. Los asuntos familiares están primero que todo.

—Me alegra que lo entiendas.

Hizo otro asentamiento con la cabeza, quedándose en silencio.

Sus ojos mieles se clavaron en los míos y me miraban con tanta calma. Alargó su mano, acariciando mi rostro y delineando mis labios con sus dedos. Y se inclinó para besarme con dulzura.

Y susurrando sobre mis labios dijo:

—Me he vuelto adicto a ti, Raelyn.

Los latidos de mi corazón se aceleraron y mi estómago experimentó una explosión de fuegos artificiales que se expandió por todo mi cuerpo.

Sonreí de oreja a oreja.

—Eso puede llegar a ser un problema.

—Me gusta meterme en problemas.

Levanté la mirada hacia él y lo encontré sonriéndome dulcemente. Me encantaba esa sonrisa. La amaba. Estaba perdida por ella, por esos ojos, por ese rostro, por esa voz, por esa alma tan pura... Justin se entregó por completo. Dejó que conociera sus demonios y me enamoré aún más.

Sí, maldición, estaba tan enamorada de Justin Bieber.

—¿En qué piensas? —curioseó.

—En ti —confesé—, y en lo mucho que te quiero.

—¿Ah, si? —levantó una ceja—. Bueno, ese también puede ser un problema eh. No quiero quitarte el sueño.

Negué, riéndome.

—Tu ego aún sigue por las nubes, ¿no?

—¿Qué te puedo decir? —se encogió de hombros—. Te encanta.

—No sé por qué crees eso pero allá tú si quieres creerlo —me burlé—. Sabes que a veces me parece fastidioso cuando me restriegas todo en la cara.

—Tú siempre me dijiste que no podíamos ser nada más que amigos.

—¿Y eso qué?

—Que tengo que recordártelo —dijo con un tono obvio—. Tantas veces que me rechazaste y ahora estás aquí conmigo... ¿No es increíble?

—Jamás negué mi atracción hacia ti.

—Sí lo hiciste —rió—. Un montón de veces. Me rompías el corazón.

—Bueno, tú eras el que andaba de picaflor y al mismo tiempo quería estar conmigo —rodé los ojos—. Así nunca te haría caso.

—Si tú me pedías que dejara de frecuentar a esas chicas, lo hubiese hecho.

—Yo no tenía que pedirte nada, tú tenías que hacerlo si de verdad te interesaba salir conmigo.

—Lo hice —sonrió de costado—. Ahora sólo tengo ojos para ti, mi vida.

Don't want no fuckboyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora