Capítulo 12. "Desnudando mi alma"

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—¿Podrías explicarme qué hacías escondida en el arbusto de mi jardín?

La mirada de Justin era expectante. Me examinaba de arriba abajo y eso sólo hacía que me pusiera más nerviosa, y que las palabras se quedaran estancadas en mi garganta.

—Y-Yo... Yo... —balbuceé torpemente. Tragué duramente y respiré hondo para que las palabras pudieran salir de mi boca—. No... No estaba haciendo nada.

Él arqueó una ceja hacia mí y se cruzó de brazos, manteniendo una expresión seria en su rostro. Me sentía tan pequeña en estos momentos.

—Raelyn, no me mientas.

Tomé otra bocanada de aire.

—Creí que pensarían que era una ladrona o alguna fan loca —mentí para intentar persuadir su pregunta—. Ahora que tienes tu explicación... ¿Me puedo ir? Tengo cosas que hacer.

—Estás mintiendo —me miró duramente—. Y sabes que odio las mentiras.

—Como si tú no mintieras... —susurré.

Mala mía. Él escuchó eso último.

—¿Disculpa? ¿Qué dijiste?

—Nada.

—Has estado evitándome durante dos semanas completas, no respondes mis llamadas ni mis mensajes y tampoco me abres la puerta —soltó un gruñido, las facciones de su rostro volviéndose más duras. Tenía la mandíbula apretada y la vena de su cuello relucía, y maldita sea, lucía muy sexy así—. ¿No crees que merezco una jodida explicación?

Diablos.

¿Por qué carajos me excitaba ver a Justin enojado?

«Raelyn, controla tus hormonas», me regañé a mí misma. No era el mejor momento para pensar en cosas calientes y Justin.

—¿Te vas a quedar callada?

Su ronca voz me sacó de mis impuros pensamientos. Agité mi cabeza y mordí con fuerza mi labio inferior intentando alejar todas esas impurezas.

—Estaba ocupada —fue lo único que pude decir. No encontré otra mejor excusa que esa.

—Ocupada —repitió con un tono burlón y sarcástico. Levantó la cabeza y clavó sus ojos en los míos como si intentara intimidarme con su penetrante mirada—. ¿En serio? ¿No tienes una mejor excusa?

—No son excusas —volví a mentir. Cada vez que abría la boca sentía que me estaba hundiendo más en mis propias mentiras—. Ya te he dicho cómo es la universidad. ¿Crees que estudiar derecho es fácil? Pues no. Me quita un montón de tiempo.

—¿Y no puedes tomarte unos segundos para responder mis mensajes?

—Me he mantenido alejada del celular.

—Tus redes sociales no dicen lo mismo. Has subido fotos a Instagram.

Bien. Me atrapó.

¿Ahora cómo rayos saldría de esto?

—Eso creo.

—¿Eso crees? —se burló—. ¿Acaso me quieres ver la cara de idiota, Clawson?

Uh, sonaba muy molesto. Creo que debería empezar a tomármelo en serio.

—¿Quieres escuchar la verdad? —pregunté medió alterada—. ¡Perfecto! Te diré la maldita verdad.

—Adelante —dijo calmado—. Soy todo oídos.

De un momento a otro, todo explotó dentro de mí. Un estallido de sinceridad estaba por salir de mi boca y no podía detenerlo.

Por favor, detente.

Don't want no fuckboyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora