IV

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En las noticias escuché mencionar que el clima empeoraría con el paso del día. Ciertamente, las nubes cubrían los rayos del sol, evitando que llegaran a mis ojos.

La pequeña nota que había pegado en mi closet me recordó que tenía que leer la página anterior de mi diario, para asegurarme de recordar todo lo que había pasado anteriormente.
Sentí como si me estuviera perdiendo una gran parte de mi vida; como si el tiempo estuviese transcurriendo sin tener una idea de cómo ocurría. Esto es inútil, y es exactamente como me siento.

Mi apetito no estaba activado del todo, así que tan solo tomé una manzana y me puse a leer mientras esperaba la llegada de Logan y su nuevo auto, que según había escrito en la primera página, era un Toyota Laris.

Escuché como mi mamá bajaba las escaleras de prisa, y aparecía al pie de éstas con un tacón en su mano.

-Sadie, cariño, necesito que me cubras en la cena solo por esta noche.

-¿Qué pasa?

-El día de hoy llega un cliente demasiado importante y quiere oírnos tocar a las diez, me temo que será tarde cuando llegue y sabes cómo es tu padre respecto a la cena retardada.

Su comentario me hizo sonreír.

-Supongo que puedo cocinar un filete sin quemar la cocina -fue el turno de mi madre para reír.

-Te amo, cariño -besó mi cabeza y se metió al baño.

Di vuelta al diario llegando a la página del día de ayer, leyendo cómo mencionaba por segunda vez los ojos más hermosos que había visto. Fue como si mi mente hubiera tomado una fotografía de ellos, y ahora los veía cada vez que lo mencionaba.

Logan sonrió al verme salir por la puerta apresurada, tras escuchar sus insistentes gritos y bocinazos irrumpiendo el silencio mañanero.

Al llegar al asiento no pude resistirme y golpeé su cabeza maldiciendo.

-Alguien no está de humor esta mañana -canturreó burlándose.

-Si vuelves a hacerlo, mi humor será peor y date prisa que no quiero retrasarme -me recargué en mi asiento y coloqué el cinturón de seguridad. Logan tan solo viró ambos ojos y pisó el acelerador.

Solo la radio se escuchaba, acompañando la acelerada respiración de Logan, lo cual me decía que estaba estresado.
En el camino ninguno de los dos habló, y aproveché para escuchar la bonita letra que la música de la estación me regalaba.

-No podré pasar hoy por ti, Sadie -su voz rompió mi tranquilidad. Me di cuenta que había cerrado los ojos cuando sentí su pesadez al intentar abrirlos.

Se mordía el labio cuando me dediqué a mirarlo, incitándolo a decirme la razón de su cambio de planes.

-¿Es por lo de hace rato? -me regaló media sonrisa y negó con su cabeza.

-No, Sadie, tu sabes que no me enojaría contigo por nada -su tono de voz me sonó a burla, que era lo que últimamente mi amigo usaba conmigo-. Al parecer hoy llegan los muebles al departamento y tengo que estar ahí para firmar unos papeles, ¿cómo va la mudanza? -me miró por unos segundos mientras daba la vuelta en una calle amplia y regresó su vista al camino.

-Supongo que va bien -me encogí en hombros-, el Viernes termino de acomodar todo y el Sábado comienzo a trasladar pertenencias y esas cosas -suspiré.

-¿No te molestaría regresarte en taxi, cierto? -insistió- Te pagaré el transporte, me siento responsable...

-Caminar no me hará daño, Logan.

Sadie |h.s.|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora