Han pasado ocho días desde la última vez que escribí en el diario. Tomando en cuenta lo que la doctora Montana dijo acerca de escribir para desahogarme, pensé que no iba a necesitarlo. Porque no necesito desahogarme.
Pero me frustré demasiado cuando pasó una semana, y descubrí que sí necesito desahogarme. O por lo menos, escribir sobre mis problemas.
Hoy es Lunes de nuevo, pero Logan no pudo pasar a recogerme, por lo que tuve que tomar el bus. Tomé asiento al lado de una mujer embarazada, o quizá un poco subida de peso y me puse los auriculares con la música en aleatorio mientras intercambiaba algunos mensajes con Harry, quien me regañaba por no haberle pedido que pasara por mí.
A propósito, he pasado demasiado tiempo con Harry, y Julie comenzó a sospechar que yo siento algo por él. Ahora me molesta con ello cada vez que puede.También Harry se ha encariñado con Duque más de lo que yo estoy. Insiste en que debo prestarle más atención, y ahora me ha obligado a sacarlo a pasear todos los días, aún si llego tarde del trabajo. Me la paso increíble con Harry, pero siento que él confía en mí mucho más de lo que yo en él.
Le gusta contarme acerca de su vida, e incluso me ofreció a ir a Holmes Chapel algún día para conocer a su familia. Harry conoce a mis padres, sí, pero siento que no es suficiente para mostrarle que confío en él.
Logan ha estado muy distante, y no me llama desde el Viernes. Obviamente yo tampoco lo he llamado, pero sí me preocupa demasiado. Además de que me había estado evitando, le notaba un poco distraído y cansado.
Fue demasiado tarde cuando le pedí al conductor que parara el bus por lo que tuve que caminar dos cuadras hasta el hospital, y aunque ya no llovía el viento soplaba muy frío. Ajusté mi suéter, y utilicé mis brazos para entrar un poco en calor.
Entré al hospital, topándome con los oficiales de policía que salían de la oficina principal. Observé a mi alrededor, y los oficiales me seguían a todas partes. No tenía ni idea de lo que estaba pasando, pero me causaba náuseas, y de pronto tuve ganas de sentarme.Pude escucharlos dentro de la oficina, discutiendo sobre Gerard, que me había dejado de preocupar desde la semana pasada. Y ahora me picaba la curiosidad para saber de él.
Observé a Harry salir del bullicio de gente, y me di cuenta de que estaba inmóvil. Y mareada.
No tardó mucho en llegar a mí, y en apretarme contra su pecho, rodeándome con sus brazos. Aún tenía mis dudas acerca de los oficiales, pero aún así lo abracé fuertemente. Y cerré mis ojos también.-¿Qué es lo que está ocurriendo? -fue lo único que se me ocurrió decir.
-Necesitamos hablar, Sadie -se separó de mí, y me sostuvo por los hombros. De pronto sentí los mareos cesar.
-Lo sé -mordí mi labio inferior ligeramente-. Los he escuchado hablar sobre Gerard, Harry...
-No pienses en ello. Mira, sé cuánto te calmará una taza de café; yo invito -me hizo sonreír. Pasó su brazo por mis hombros, atrayéndome a su cuerpo. La cafetería estaba vacía, como de costumbre, y la música en la radio irrumpiendo el silencio.
De inmediato, Harry me sirvió una taza humeante de café, como si tuviera planeado aquel momento. Se sentó en la silla a mi lado y agradecí su amabilidad.
-Ahora necesito que me digas lo que está pasando.
Pareció vacilar unos instantes, y luego de suspirar unas quince veces, dijo:
-Gerard tiene una orden bajo arresto.
La noticia no me sorprendió, pero al notar la gran cantidad de oficiales en mi lugar de trabajo, los pelos de la nuca se me erizaron.
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Sadie |h.s.|
FanfictionSadie Chbosky trabaja en un hospital psiquiátrico. No es muy buena memorizando, y tampoco confiando en las personas. La historia se desarrolla en su diario de vida, donde trata de escribir cada situación importante -y no tan importante- que se pres...