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Cuando desperté esta mañana, presentí que comenzaba a desencajar en este lugar.

Las cajas de cartón descansaban en la cómoda frente a mi cama, y recordaba lo que contenían porque había soñado con cada elemento en ella.

Logan llegó en su auto, y no parecía la persona que suele ser. Lucía cansado otra vez, y su auto tenía un olor desagradable. Tampoco encendió la radio esta mañana, y por primera vez extrañé las burlas que se habían convertido en parte de mi rutina matutina.

Al llegar al hospital, aún había oficiales de policía por todos lados, pero decidí no pensar en ellos e ir inmediatamente con Julie, que estaba parada junto al recibidor. La noté distraída y un poco adormilada, pero me sonrió de todos modos.

Vi a Harry caminar por el pasillo junto a nosotras y recordé nuestro casi-beso. Sentí mi cuerpo hormiguear en el recuerdo. Sin duda había cometido un error; quise besarlo, pero no estaba bien. Bueno, tal vez sí, pero no era el momento.
Casi no reaccioné cuando me sonrió, pero le devolví el gesto. Con su mano me apuntó su oficina, y sus labios me indicaron: -Ahora -con urgencia.

No le di explicaciones a Julie y casi corrí hacia Harry. Cerró la puerta de su oficina, y me señaló la silla frente al escritorio como una invitación para sentarme.

-Creo que sé dónde esta Gerard -me dijo.

-¿Cómo...?

-Te daré explicaciones después, pero por ahora necesito que me acompañes a Holmes Chapel el fin de semana.

No supe qué responder. Se rascó la cabeza y sacudió su cabello, después, se sentó en el escritorio frente a mí. -¿Por qué yo? -le pregunté y él frunció el ceño.

-Quiero que entiendas lo que está pasando -suspiró y se dirigió a su estantería, de donde sacó un pequeño libro azul. Me lo ofreció y lo tomé aún confundida.

-¿Qué tiene que ver con Gerard? -el rió.

-Oh no, no. Es solo un libro que me gusta mucho, y quiero que lo leas tú también -sonreí y le agradecí.

-Te gusta John Green -afirmé.

-Prefiero los de Nicholas Sparks, pero Green es bueno también -sonrió y tomó la silla a mi lado. Se sentó y sostuvo el libro en sus manos.

-¿Cuál es tu libro favorito?

-Diario de una pasión -noté su confusión-, creí haberlo mencionado antes.

-Oh, lo olvidé -y no mentí.

-Y éste es mi segundo favorito -señaló el libro azul. Ciudades de papel, como su portada lo escribía-. Es buenísimo, por eso quiero que lo leas.


La cita con Nicole se convirtió en una muy cómoda charla. Terminó preguntando más cosas sobre Harry, y cuando respondí sentí cómo la sensación cambió desde la útlima vez que había hablado de él.
Su mamá se veía divertida escuchando a su hija, y la verdad es que lo era. Nicole avanzaba cada día más con sus tratamientos, y probablemente es cuestión de un mes más para que pudiera dejar la silla de ruedas. Eso significa que no me necesitará más, y tendría un nuevo paciente.

Cuando mi turno terminó, Harry me estaba esperando en su auto fuera del hospital. Me subí al lugar del co-piloto y peiné un poco mi cabello. Las nubes se agruparon y pronto llovió. Esta vez, reproducía un nuevo disco, que parecía ser de Justin Timberlake, y agradecí eso. Tomó el camino hacia mi casa y en menos de cinco minutos tenía mis maletas en los asientos traseros. Escribí una nota a mis padres y regresé al auto; me sentí una adolescente rebelándose.
Descubrí que el nuevo disco era, en realidad, de varios artistas. Todos ellos los favoritos de Harry.

Sadie |h.s.|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora