~TRECE~

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-¿Donde vamos?- Pregunto a Daliam poniéndome su casco.
-A mi mundo Fabi.- Eso sinceramente me ha dado escalofríos, me agarro fuerte a él y lo veo sonreír por el espejo retrovisor, es idiota.
Llegamos a un polígono industrial pero... nunca lo había visto, ¿desde cuando hay un polígono abandonado en la ciudad? Daliam sigue conduciendo por las calles del polígono, el día es soleado pero aquí parece todo lo contrario oscuro y sombrío, agarro con más fuerza a Daliam y cierro los ojos, definitivamente tengo miedo. Aparca la moto en la entrada de una nave grande y llama a los portones girándose para verme.
-No te separes de mi, y no los mires a los ojos- me acerca a él y besa mi coronilla.

Abren los portones de chapa unos hombres, están musculados incluso parece que más que Daliam, van vestidos de negro y llevan gorro de deporte, pero lo que más me atemorizan es que llevan pistolas en sus manos, cuando ven que se trata de Daliam, bajan sus armas y nos dejan pasar, nos adentramos en ese espacio, es oscuro, hay varios coches y entre ellos reconozco el coche que usó Daliam para huir de la fiesta de la que me sacó y me llevo a su casa, caminamos y subimos unas escaleras metálicas, nos paramos en la cima y saca un mechón de mi pelo de la oreja haciendo que caiga sobre un lateral de mi cara tapándome en parte.
-No quiero que luego te reconozcan por la calle.- Asiento y entramos sin llamar esta vez.
En el interior hay mucha más luz que fuera, hay varias estanterías con armas y ¿mapas? Caigo en la cuenta de que se deben de tratar de los mapas donde ponen donde pueden vender la droga, frente a nosotros se encuentra un señor barrigón sentado en un sillón detrás de un escritorio enorme color caoba. El hombre al vernos sonríe y se levanta.
-¡Hijo! Hace mucho que no vienes a ver a tu viejo padre- Daliam se tensa y me mira de reojo, abraza a su padre y se aleja rápido para volver a mi lado.
-Papà estaría más contigo si no te dedicaras a esto y me tratarás como tu hijo no como un sirviente más.- El hombre enmudece y parece que se enoja ya que su cara comienza a ponerse roja.
-¿Has venido a reprocharme?
-No papá, era una sugerencia, solo quiero... dejar de trabajar en esto, soy joven puedo hacer cualquier trabajo legal.- El hombre vuelve a su sillón y mira a Daliam fastidiado hasta que repara en mi y sonríe de lado haciendo que yo tenga un escalofrío por toda mi columna y tragar el nudo que se me ha echo en la garganta creo que es misión imposible.
-Hola niña,¿tú le has metido esos pájaros a mi hijo de que puede ser legal?- Daliam se interpone entre el hombre y yo tapándome con su espalda.
-Ella no tiene nada que ver papá.
-Yo creo que si, se ve una chica adinerada, seguramente nunca le haya faltado de nada, pero tú Daliam, nunca serás como ella, tú estás destinado a las calles ¿entiendes?
-Necesito ver a mamá y para eso necesito ser legal, no voy a seguir en tu estúpido mundo.- El papa de Daliam sonríe malévolo.
-Ni sueñes que vas a ver a tu madre Daliam.

Daliam me agarra del brazo y salimos de ese lugar a toda prisa, subimos a su moto y acelera sin apenas darme tiempo a agarrarme a él, cuando al fin puedo sujetarme a el, moto su tensión en sus músculos pero también como se va relajando a medida que pasa el tiempo, conduce hasta una comisaría y eso me alarma.
-¡Para Daliam!¡Frena!¿Que pretendes hacer?- Daliam frena Justo en frente y aparca mirándome.
-En mi vida he tenido la fuerza para enfrentar a mi padre y denunciarlo, y llegas tú y toda la fuerza y valentía que me hacía falta me la das, no sé si el querer estar con mamá o simplemente el que estés cerca mía, me relajas Fabi y eso me está empezando a gustar. Y lo voy a hacer, voy a denunciar a mi padre, puede que salga bien o puede que no pero lo haré.- Yo solo sonrió con lagrimas en los ojos, si sale mal el irá a la carcel o peor aún su padre puede ir a por él y joderle la existencia. Abrazo a Daliam como jamas he abrazado a alguien transmitiéndole todo el amor que le tengo, porque a pesar de que todo empezó como un juego entre Sharpay y yo... he acabado enamorada de este hombre como una tonta.
Nos damos la mano y entramos juntos a comisaría, las mujeres al verlo sonríe coquetas lo que hace que me ponga algo celosa, los hombre solo callan y lo observan, llegamos al mostrador y una mujer de unos 30 años nos sonríe.
-¿En que puedo ayudarles?- Daliam me mira y yo aprieto su mano.
-Quiero poner una denuncia a mi padre.
-Y... ¿porque motivo?
-Abuso a su hijo, narcotráfico, asesinato... y creo que tiene un gran historial no le cabrá ese folio señorita.

No soy para tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora