Un terrible y pesado mes había pasado de la llegada del pequeño Haru. Un mes, que lentamente trascurría sus días, llevándose la esperanza que se mantenía en el corazón de los chicos y en el de Hyukjae. No es que fueran negativos, al contrario, ellos querían pensar en que todo se solucionaría. Pero había momentos en que ser positivos les era muy difícil, como cuando miraban al castaño de ojos cerrados y envuelto en tranquilidad. Como si su silencio y la forma tan tranquilo que se miraba les gritara que estaba negándose a despertar y enfrentar la realidad que ellos estaban atravesando.
Hacia un poco más de una semana que trasladaron a Donghae a casa. Acondicionando una habitación acorde a su estado. Con una enfermera cuidándolo las veinticuatro horas del día. Días en que no había avances.
Justo ahora Hyukjae se encontraba muy molesto con Donghae. Sentía que su castaño no estaba luchando por regresar a ellos, que no entendía que lo necesitaban mucho. Estaba tan decepcionado de Donghae por no poner de su parte, por no sólo tomar una decisión sin él, sino también por no luchar para volver a la vida.
Hyukjae estaba tan molesto que había dejado de ir a verlo, a quedarse con el cuerpo inerte de Donghae por horas.
Ahora se encerraba en su profundo dolor dedicándose a cuidar y mimar a su Haru. Hoy también hacía una semana que sus hermanos Kyuhyun, Ryeowook y Yesung se habían marchado con Zoé a Corea. La casa estaba silenciosa, interrumpida de vez en cuando por el llanto de Haru.
Haru; Era simplemente la cosa más tierna y hermosa ante sus ojos, ahora que Donghae ya no estaba. Se había vuelto su consentido, su alegría, su razón de seguir adelante y luchar por no derrumbarse. Volvía a sentir una inmensa felicidad, la misma que creyó perdida cuando Donghae cayó en coma, gracias a su pequeño. Derritiéndose día a día cuando Haru tomaba su mano entre la suya tan pequeñita, aferrándose a él. En esos momentos la fuerza volvía a él.
La noche anterior había discutido con Heechul. Éste le había reclamo haber abandonado a Donghae. Hubo gritos e insultos entre ellos. Al final terminaron abrazándose disculpándose por cada palabra hiriente y cada grito que interrumpieron la tranquilidad de la casa.
-Es que... ¿acaso les es tan difícil comprenderme?-pensó él-. Nadie, absolutamente nadie podía saber lo mucho que le dolía el corazón. Lo enojado y decepcionado que estaba. Nadie podía saber lo mucho que moría por ir en busca de su castaño allá, donde fuera que él se encontrara. Nadie podía saber cuánto es que su corazón estaba muriendo de esperanzas. Que se estaba dando por vencido al reconocer que él ya no despertaría.
Recostado en la cama junto a Haru que ajeno a su dolor, tomaba su biberón y mantenía sus ojitos avellanos fijos en él. Hyukjae acariciaba su apenas visible cabello castaño. Mirándolo con una leve sonrisa.
Estaba tan feliz que era inconsciente del hecho que estaba por perder al amor de su vida. Ahí, con su hijo, todo parecía perfecto.
-Mi pequeño-susurró, mirando tiernamente a Haru-. Te amo mucho, mi niño.
Haru sonrío sobre el biberón, buscando su mano. Hyukjae ensancho su sonrisa y tomo la manita de su hijo. Tal cálida y suave.
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Castaño, con mirada inocente, tierna y alegre sostenía el pequeño cuerpo cálido oculto por mantas azules, meciéndolo en sus brazos y tarareando suavemente una canción de cuna. El pequeño sonreía, entrecerrando sus ojos avellanas, estirando una manita a su progenitor.
Donghae sonreía entre su tarareo.
Lentos y calmados pasos fuera de la habitación lo alertaron. Donghae sabía a quién pertenecían. Ensancho, si más se podía, su sonrisa.
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FRUTO DE NUESTRO AMOR [EUNHAE]
RomanceAprendimos y sentimos como el amor es más fuerte que cualquier cosa pero antes del final feliz, tiene que haber momentos de lucha y tristeza para el día de mañana aquello se les cuente a sus hijos y fans y, una vez más demuestren que el amor puede c...