Capítulo 20

2.3K 240 59
                                    

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Small doses - Bebe Rexha

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Small doses - Bebe Rexha

Por un momento creí que no me había escuchado, sin embargo, su cuerpo se giró cuarenta y cinco grados en mi dirección, la confusión bailando en sus ojos chocolate, sus cejas estaban a un poco de unirse

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Por un momento creí que no me había escuchado, sin embargo, su cuerpo se giró cuarenta y cinco grados en mi dirección, la confusión bailando en sus ojos chocolate, sus cejas estaban a un poco de unirse. Solté una corta risa, ¿qué estaba haciendo? Y esa pregunta no solo abarcaba lo que en ese momento pasaba, sino que, ¿qué sucedía conmigo?, ¿porqué lo trataba como la hacía? Un momento lo hacía bien pero de un día al otro lo esquivaba, lo ignoraba... Y debía de admitir que luego de haberlo tratado como lo hice en la cafetería... la culpa me estaba carcomiendo, él no se merecía lidiar con toda mi mierda, él lo único que buscaba era acercarse a mi... pero yo jamás iba a poder darle nada a lo que él estaba acostumbrado. Y si, quizá me había sido sincero en decirme que no buscaba compromisos ni nada por el estilo, sin embargo, tenía miedo que no lo lograra y no quería lastimarlo, no a él, simplemente no se lo merecía. Pero entonces, cuando lo alejaba, algo dentro de mí me impulsaba a acercarme y buscarlo, la necesidad que él no pensara que era una basura, me invadía. ¿Por qué no podía dejarlo ir?

—Y te disculpas... ¿porqué? —cuestionó, un tanto divertido y sorprendido, aunque no tanto como al principio. Rodé los ojos, ¿por qué no solo la aceptaba y ya? Sin embargo, pese a que deseaba decirle algún comentario mordaz, no pude.

—Por cómo me comporté en la cafetería... —mascullé. Sus cejas se elevaron con escepticismo.

— ¿Entonces si lo hiciste adrede? —Rodé los ojos, entonces añadió—: ¿puedo saber porqué lo hiciste? —Hice una mueca con mis labios al tiempo que cerraba los ojos una fracción de segundo, lo odiaba, porque sabía no se quedaría tranquilo hasta que se lo dijera todo.

Contigo, nunca © [Pronto en Amazon]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora