Capítulo 35 (Final)

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They don't know about us - 1D

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Cerré los ojos, tratando de disfrutar del cálido sol y de la brisa cálida que ondeaba

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Cerré los ojos, tratando de disfrutar del cálido sol y de la brisa cálida que ondeaba. La molestia en mi costado ya casi era imperceptible, había sido una suerte que la bala no hubiese dañado ningún órgano vital, me encontraba bien, al igual que Antonio que aún seguía con una férula en su brazo derecho. Cuatro meses habían pasado ya, tiempo en el cual había perdido a personas que en algún momento habían sido importantes en mi vida, y era tan difícil pensar en que ellas ya no estaban con nosotros. Dolía, dolía mucho sobre todo la muerte de ella...

Kenneth había entrado en coma luego de haber sometida a una intervención quirúrgica, pasó mucho tiempo en ese estado, pero las balas habían dañado muchos de sus órganos internos, sumado a toda la sangre que había perdido, los doctores no habían dado muchas esperanzas y un mes después de todo aquel caos, ella falleció.  Y Para todos era un misterio comprender que había motivado a Ken a obedecerle a Paola, pero ninguno de nosotros tenía conocimiento del alcance de mi ex, de todo el poder de manipulación que había ejercido en una de mis mejores amigas. Pues Paola... ella había sido quien planeó todo aquel complot, todo aquel mezquino plan, motivada por su enfermedad, por todo el odio que sentía, por todo el dolor que no le permitía seguir su vida sin lastimar a los demás.

Pero de algo si estábamos seguros y era que Ken nunca había querido en realidad participar en aquello, pues si no hubiese sido por ella, Paola hubiera conseguido su propósito, hubiese acabado con mi vida y en el proceso me hubiese arrancado el alma. Pues si Ken no hubiese encontrado las fuerzas necesarias para empuñar el arma y dispararle a tiempo a Paola para detenerla, la autora intelectual de todo aquel complot, hubiese acabado con la existencia del amor de mi vida. Pero al final fue Paola quien murió casi al instante y quien se llevó, con el paso de los días, a aquella mujer que por años la consideré casi como una hermana, pero que había sido contagiada de todo el odio y rencor de mi ex.

Sin embargo, de nada habían valido todos sus intentos —por odio, despecho o manipulación—, por separar a Brandon de Camille y a Harmonie de mí, pues estos primeros un mes atrás se habían comprometido, anunciando que en un par de meses, diciembre, iban a casarse. No querían esperar más tiempo, pues sabían de primera mano que la vida podía dar un giro de trescientos sesenta grados en un abrir y cerrar de ojos, además que, prácticamente vivían juntos, casarse solo seria formalizar, aún más, lo que desde tiempo atrás ya tenían. Y en lo concerniente a Harmonie y a mí, pues íbamos de apoco, disfrutando cada día lo que este sentimiento nos obsequiaba, saboreándolo, explorando nuestras personalidades, profundizando nuestra relación hasta niveles que jamás creímos posibles, sobre todo ella. Harmonie estaba en una expedición nunca antes vivida, poco a poco iba aprendiendo, develando parte de su personalidad, esa que había tenido cohibida durante años y que, afortunadamente, yo era el que estaba gozando y ayudándole a que poco a poco fuera conociéndose más, sin temor ni inhibiciones.

Contigo, nunca © [Pronto en Amazon]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora