Capítulo 29

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Tell me you love me - Demi Lovato

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Tell me you love me - Demi Lovato

La sensación que todo lo que había dicho era erróneo, me estaba carcomiendo

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La sensación que todo lo que había dicho era erróneo, me estaba carcomiendo. Cuando entré al edificio luego de haber tenido esa corta platica con Charles, todo mi interior se sumió en un invierno perenne. Mi visión se fue nublando conforme el tiempo iba pasando y el peso de mis palabras, de todas esas verdades a medias, de todas esas mentiras se iba posando sobre mí, hundiéndome en mi lecho de soledad y amargura. Dejarlo ir a él, había sido como renunciar a mi única oportunidad para por fin poder ser feliz.

Te enamoraste de él, apuntó mi consciencia. Cerré los ojos al tiempo que negué con la cabeza, eso no podía estarme pasando, yo... no podía haberme enamorado. Entonces, ¿por qué dolía tanto?, ¿porqué sentía que mi corazón se iba desprendiendo de a poco? Entré al baño de mujeres y me encerré en un privado y solo ahí permití que las lágrimas salieran con mayor libertad. Mordí el interior de mi mejilla, ahogando los sollozos mientras me repetía una y otra vez que había hecho lo correcto, que yo nunca iba a poder ofrecerle nada a Charles, nada diferente a comentarios cargados de veneno, a un comportamiento diferente cada segundo. Debía entender que, lo que acaba de hacer, liberarlo de toda mi miseria había sido la mejor decisión. Él merecía a una mujer que lo amara con cada centímetro de su cuerpo y de su ser, él merecía una mujer romántica, sin tanta mierda a cuestas como yo, él merecía a alguien mucho mejor que yo.

Pero, ¿por qué me estaba doliendo tanto?, ¿por qué me desquiciaba la idea de saberlo en brazos de otra? Quizá porque ella no lo merece, Paola no es mejor que tú. Ella jamás va a poder hacerlo feliz, espetó mi consciencia. Cerré los ojos con fuerza y solté un suspiro cansino. ¿Alentarlo a que volviera con ella había sido lo mejor? Él ya había sufrido mucho por ella... ¡Dios! Era de Paola de quien hablábamos, de esa mujer que lo engañó y le rompió su corazón, aquella mujer que casi destruyó a Charles. Abrí los ojos y la culpa comenzó a arraigarse en mi sistema al tiempo que la sensación que había sido una completa equivocación se acrecentaba en mi interior. Lo alentaste a que se lanzara al precipicio, pensé. Limpié la humedad de mis mejillas y me alenté a salir, no podía permanecer más tiempo en el baño. Arreglé a como pude el desastre de mi maquillaje y salí, pérdida en mis pensamientos y en el tumulto de emociones que estaban acabando con mi casi nula paz.

Contigo, nunca © [Pronto en Amazon]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora