Dangerously - Charlie Puth
Mi rostro se contorsionó en una mueca que reflejaba dolor; podía sentir como el aire me faltaba y mi pecho se comprimía, mi corazón se había encogido en su lugar, todo por su rechazo. Sus palabras aún danzaban en mi cabeza y eran como la más jodida canción. Mis manos hormigueaban debido al vacío que había dejado su cuerpo, sentía como si alacranes me atenazaran, dejando su veneno por todo mi cuerpo, como lava que quemaba mis neuronas. Inhalé aire, tratando de asimilar lo que recién había pasado. ¿Por qué demonios tenía que doler tanto? Minutos después, de sentirme el más patético en todo el mundo, entré de nuevo al edificio y a duras penas logré terminar todo el trabajo que tenía pendiente, que aunque era poco, me costó un esfuerzo sobrehumano el no lanzar todas las cosas por la ventana e irme al carajo. A la hora de mi salida, me esfumé del edificio lo más pronto posible. Iba conduciendo cuando de pronto mi teléfono comenzó a vibrar, alertando una llamada.
—Hola, ¿dónde estás? —preguntó Brandon al otro lado de la línea. Fruncí mi entrecejo, no se escuchaba bien.—Ando por el centro, ¿por qué? —Lo escuché soltar un bufido.
—Estoy en un bar, ¿crees que puedes venir? —Mi entrecejo se pronunció más, ¿Brandon en un bar?
Luego que me indicó donde estaba, conduje lo más rápido que pude. Pronto entre al mismo bar donde una vez había salvado a Harmonie, la oleada de recuerdos me dejó con un mal sabor de boca y con la necesidad de beberme todos esos recuerdos para por fin olvidar. No me costó dar con mi amigo, estaba cerca de la barra con una botella de whiskey a medio acabar. Cuando me vio, no dijo nada, se limitó a darme un trago, sin quejas ni comentarios, la acepté y me la tomé de un solo sorbo. Lo vi tomar y tomar por varios minutos, esperando a que se animara a decirme qué le pasaba, sin embargo, estaba tan ensimismado en sus pensamientos, que su apariencia era miserable. No había que ser un adivino para ver que sufría.
— ¿Me dirás de una buena vez qué demonios te sucede? —pregunté, quitándole el trago que estaba a punto de beberse, para hacerlo yo en cambio. Me dedicó una mirada fulminante y prosiguió a llenarse otro, derramando el contenido ámbar sobre la mesa. Estaba a unas cuentas copas de caerse de borracho.
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Contigo, nunca © [Pronto en Amazon]
Narrativa generalePRÓXIMAMENTE EN FÍSICO Amores que curan Libro 2 (POSEE SPOILERS, YO TE ACONSEJARÍA LEER ANTES: EL LIBRO 1: "CONTIGO, SIEMPRE") Él no era el típico mujeriego; al contrario de muchos hombres, él había pasado parte de su vida buscando a su gra...