3.La mañana siguiente (Editado)

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Beka

A la mañana siguiente, me despierto sintiendo un leve peso sobre mí. Una ligera respiración chocando contra mi cuello, hace que me erice sin ningún remedio mientras que ese olor...

Mmh

Ese maravilloso olor que reconocería en cualquier lugar, me envuelve dulcemente. Abro los ojos y lo primero que veo es a mi pequeño ángel, tumbada sobre mí, rodeando mi cuerpo con sus brazos, justo como se encontraba durante la medianoche, dormidita con su cara metida en el hueco entre mi cuello y mi hombro. Su cabello largo y rojizo, haciéndome cosquillas mientras se reparte por toda mi cara y parte de su almohada. Es entonces cuando me doy cuenta de que estamos en su cuarto.

Es verdad...

Anoche se nos hizo tarde y su madre amablemente, me ofreció quedarme a dormir ya que hoy es sábado y no tenemos instituto. Como ya es costumbre dormimos abrazadas, como solemos hacer desde pequeñas, así que me encuentro en el cielo. Estoy en el lugar en el que, si por mi fuese, jamás me movería, pero lamentablemente no se trata de una decisión únicamente mía.

Muevo a Daniella, es mejor levantarla por si las moscas, no quiero que sospeche nada y se aleje de mí. Temo que si se entera, eso ocurra y no sólo me rechace, sino perderla completamente.

- Despierta, Daniella.

- Mmh - lanza un gemido en protesta que hace que un extraño calor, que he experimentado desde hace años, se instale por todo mi cuerpo.

- Daniella - la muevo con un poco más de fuerza.

- Mmh... ¿qué quieres?, estoy muy agustito aquí -. Dice aferrándose aún más a mi cuerpo, y de inmediato, siento mis mejillas arder. Cómo desearía poder hacer yo lo mismo, con esa libertad.

- Me estás apretando mucho - miento, en verdad me encanta verla aferrada a mí con tanta necesidad, la misma que siento yo por ella. Afloja su agarre de inmediato pero no me suelta - además hay que levantarse -, completo la frase intentando sonar firme, ocultando una sonrisa que me aflora de manera inconsciente cuando la miro.

Sin embargo, mi pequeña se queja de nuevo.

- Pero estoy muy calentita aquí, abrazada a ti - baja un poco la voz, tanto que me cuesta escuchar con claridad lo siguiente que dice - y es dónde mejor estoy y siempre quiero estar -. Quedo con la boca abierta y con una alegría inmensa, mi corazón no cesa en su latir frenético. De golpe, casi como si acabara de ser consciente de sus palabras, Daniella levanta su cabeza y me mira asustada. Un leve rubor se adueña de sus mejillas, haciéndolas ver aún más apetitosas que de costumbre. Paso despacio, la lengua por mis labios, de pronto me siento la boca extremadamente seca y con necesidad de humedecerla. Los ojos de Dani no se pierde ni un movimiento de mi lengua mientras recorre mis labios un par de veces más. No puedo contener la extraña necesidad de morder sus deliciosas mejillas sonrojadas y me acerco aún más a ella, que no se aleja, no se aparta sino que se acerca aún más, casi como si estuviese tan ansiosa como yo. Beso su mejilla y aunque dudo, me atrevo a abrir la boca y lamer una pequeña zona de su piel, la misma que he deseado probar desde hace tantos años. La respiración de Dani se acelera hasta igualar la mía. Abro aún más la boca y dejo un pequeño mordisco en la zona, a la vez que un gemido se escapa de su garganta. En ese momento, me aparto rápidamente de ella y me levanto de la cama pidiéndole perdón.

- Siento haber hecho eso, de verdad, lo siento mucho y...

- No te preocupes Rebeka -, me corta con una pequeña sonrisa - yo también quería que pasara -. Dice tranquila, pero yo necesito una explicación.

¿Es posible que Dani sienta lo mismo que yo? En este momento, mis latidos no pueden ser más acelerados.

- ¿A qué te refieres con eso? -. Digo girando hacia ella, ya que le estaba dando la espalda, y poniéndome frente a Dani, que se encuentra de rodillas sobre su cama, mirándome sonriente.

Mi amor, mi vida #AwardSpring #wattysawards2019 #CarrotAwards2019Donde viven las historias. Descúbrelo ahora