14. La pelirroja que no es para mí (Editado)

540 51 1
                                    

¡¡Aviso!!
Capítulo +18
Contenido explicito...

Rebeka

Me aparto de Susan jadeando en busca de aire, mientras a nuestro alrededor, el sonido de los aplausos hace de banda sonora para la escena que le estamos dando al resto de los comensales del lugar.

En cambio yo no aparto en ningún momento mi atención de la morena que me mira asombrada, y con una sonrisa encantadora en sus labios. Los mismos que han quedado enrojecidos por la fuerza de nuestro beso.

Ciertamente tiene motivos para estar sorprendida, ya que hasta el momento, creo que este ha sido el primer beso que le he dado yo. Al menos sin que antes me lo hubiese pedido ella. Desde nuestro primer beso siempre ha sido ella quien se había lanzado a mis labios y aunque no la he rechazado, tampoco había sido yo quien lo empezaba.

Una oleada caliente llena mi pecho y el corazón me late como un loco desquiciado dentro de su lugar, retumbando con mayor fuerza que antes en cuanto las manos de Susan llegan a mi cara. Me acerca a su boca y vuelve a probar la mía, en un dulce beso que acepto con gusto.

Su lengua acaricia la mía lentamente dejando en mi piel una sensación cálida y amarga a la vez, al darme cuenta de que jamás tendría esto con mi testaruda pelirroja.
Susan advierte lo reticente que estoy de repente y trata de apartarse, pero se lo impido con un movimiento rápido en el cual, vuelvo a unir nuestros labios por un momento más.

Está claro que no puedo seguir con todo esto, no puedo esperar más tiempo por una chica que definitivamente no es para mí. No puedo seguir haciendo esperar a una chica que me quiere y no teme demostrarlo, por esperar a alguien que no está lista para ser amada de verdad. Susan no se merece esto y yo tampoco.

En cuanto llegamos a la puerta de mi casa, Susan apaga el motor de su auto y se queda en silencio mientras me mira. Por mi parte me fijo en la pequeña lucecita exterior, situada sobre la puerta de entrada a mi casa, la cuál se encuentra encendida. Un hábito que tanto papá como mamá tienen desde hace muchos años, cuando regresan a casa y ven que no estoy. Una pequeña sonrisa se intala en mis labios al recordar el día que pregunté a mamá por ese hábito y me dijo que, le gustaba dejarme una pequeña luz que me guiara de regreso a casa.

— ¿En qué piensas? — pregunta finalmente Susan, rompiendo el cómodo silencio que nos envolvía hace un momento con su suave voz.

Lanzo un suspiro y restriego ambas manos sobre mi rostro. Contarles a papá y mamá lo que siento va a ser muy complicado.
Siempre me han dado la libertad de hacer lo que quiera, de ser como quiera pero aún así, eso no hace que el temor que siento por decirle la verdad sea menor.

— Nada, solo... cosas de mi infancia —. Contesto con una pequeña sonrisa que al parecer no la deja tranquila.

— Oh, de acuerdo — deja la frase en el aire, dejándome un mal sabor de boca por su reacción.

Conozco a Susan desde hace mucho tiempo y sé cuando su pequeña cabecita le da vueltas a algo.

— No pienses en esas cosas... — le digo por que sé que la razón de que esté intranquila soy yo, pero aunque eso me destroce por dentro no puedo hacer nada por evitarlo, salvo demostrar que esta oportunidad es sincera. Que este intento de ser algo más que amigas, es algo que deseo de verdad, y por eso lo único que se me ocurre hacer es sostener su tierno rostro entre mis manos y acercar mis labios a los suyos.

— Eres importante para mí y lo último que quiero es jugar contigo Susan. Espero que lo sepas, que no dudes nunca de ello.

La miro con cierto nerviosismo, a la espera de ver algún atisbo en su gesto que me indique que cree en lo que le estoy diciendo.

Mi amor, mi vida #AwardSpring #wattysawards2019 #CarrotAwards2019Donde viven las historias. Descúbrelo ahora