13. Una especie de cita (Editado)

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Rebeka

El camino a casa siempre se me ha hecho corto o demasiado corto diría yo. Ya que siempre e independientemente del chico del que Dani fuese colgada ese día, o esa semana, volvíamos juntas de clase. Agarradas de la mano hasta el lugar donde cada una tomaba el camino a su casa, ya que vivimos en dirección opuesta.

En cambio hoy el camino se me ha hecho largo y cansino. Un camino en el que la culpabilidad se había cebado cruelmente conmigo, al recordar la expresión con la que me había mirado Susan antes de irse.

"Es el mismo tiempo que llevo yo enamorada de ti"

Sus palabras retumbaban en mi mente una y otra vez, sin dejarme espacio para nada más. Me parece injusto hacerle esto a ella, más cuando sabía a la perfección como una podía sentirse al saber, que la persona por la que has suspirado toda la vida no te corresponde. Que la persona por la que has esperado pacientemente, ni siquiera te tome en serio. No quiero que Susan se sienta así, pero no puedo controlar mis acciones cuando se trata de Dani. Nunca he podido y temo que jamás podré llegar a hacerlo.

Las palabras salen sin filtro alguno y cuando Susan me pide que la bese, al final Dani se cuela en mi sistema y sé que Susan lo nota pero no logro evitarlo.

Me siento una mierda.

Realmente no quiero jugar con ella pero es algo que va más allá de mí misma. Aparte de toda esta lucha, luego está la promesa que le hice a Susan sobre intentar un nosotras. Un nosotras que siempre he anhelado tener con otra persona. La dueña de todos mis pensamientos, mi mente y corazón. La dueña de mi cuerpo, ya que este parece solo reaccionar ante ella.
La chica que ahora comprendo que jamás me va a hacer bien y esa certeza me destroza el alma, poco a poco y de manera cruel.

Solo soy un maldito juego para ella y no quiero que Susan sienta que hago lo mismo con ella. Jamás jugaría con Susan, con sus sentimientos hacia mí. Al menos aposta no. Ya que conozco a la perfección como es que jueguen con tus sentimientos.

Llego a mi casa y nada más abrir la puerta me recibe un silencio sepulcral. Y es en este momento en el que recuerdo que anoche mis padres me dijeron, que a medio día se irían a un pequeño viaje de pareja.

Me reconforta ver lo bien que se llevan, cuando dudo del amor, cuando el amor que siento por Dani comienza a convertirse en un veneno que me corroe por dentro y no provoca más, que una horrible desazón en mi pecho, por ver que ese amor no es correspondido, los miro a ellos y siento que aún hay esperanza. Siempre he pensado que esa esperanza seguía siendo Dani, pero...

¿Y si estaba completamente equivocada?

Tal vez mi necedad de seguir a la espera por si Dani se daba cuenta de que la amo me dejaba ciega ante otras oportunidades. Tal vez esa pequeña chispa de esperanza que me daba ver, que tras treinta años de matrimonio, mis padres se seguían amando como el primer día, no debía ponerla en Dani, si no en Susan.

Voy hasta la cocina con esa idea en mente y antes de poder ir hasta la nevera para prepararme algo de comer, mi teléfono comienza a sonar. Voy hasta la sala, lugar donde he dejado mis cosas, para coger el teléfono, cuando veo en la pantalla del mismo, el número que sale reflejado, una sonrisa aflora en mi rostro, en cuento reconozco el número que aparece.

— ¿Estás bien? — sale su hermosa voz, acompañada de su rostro, a través de la línea nada más darle al botón para aceptar la vídeo llamada.

— Sí, tranquila. ¿Y tú? Después de lo que hemos hablado me has dejado preocupada — le admito ya que es la verdad, no quiero lastimarla, no se lo merece.

— Ahora que te escucho, mejor. Temía que por mi lado impulsivo te hubieses replanteado un posible nosotras — la tristeza que puedo escuchar en su voz, que veo en su gesto, remueve de manera inevitable algo dentro de mi estómago. Nerviosa, trago en seco antes de contestar.

Mi amor, mi vida #AwardSpring #wattysawards2019 #CarrotAwards2019Donde viven las historias. Descúbrelo ahora