Beka
El alcohol llena mi organismo y nubla mis sentidos y no me importa. Aunque realmente no estoy tan borracha como parece ya que sé lo que estoy haciendo, tan solo me encuentro desinhibida, pero no al extremo de no saber qué estoy haciendo en cada momento.
Estoy bailando, sobre la mesa de madera, desde que discutimos hace casi una hora, Dani no ha salido de su cuarto. Llevo un vaso de ponche en mi mano, que hace horas dejó de ser solo ponche, y me muevo de un lado a otro en el mismo sitio. No quiero romper ni romperme nada.
La gente a mi alrededor saltan y bailan al ritmo de la música que resuena por toda la sala, mientras que otros me animan a seguir bailando. La madre de Daniella todavía no ha llegado a casa, creo que nos está dando un poco de margen para que disfrutemos de la fiesta, menos mal que no está aquí para verme. Me doy cuenta que ahora la puerta de la habitación de Daniella se encuentra abierta de par en par. Así que busco con la mirada por toda la planta hasta encontrarla sin éxito alguno.
Salto de la mesa y caigo con un tanto de dificultad sobre mis pies. Voy hasta donde se encuentra el ponche a tomar un último vaso pero cuando voy a coger un vaso de plástico, algo se pone en mi camino, mejor dicho alguien.
— ¡Quítate!
— ¿No crees que ya has bebido demasiado Rebeka? — pregunta preocupada Dani.
— La verdad es que no, aún me duele verte—. Admito ante ella con demasiada facilidad. Tal vez si haya bebido suficiente.
— ¿Qué? — la duda brilla en su rostro por un instante, pero ahora mismo es algo que me cuesta bastante creer.
— No te hagas la tonta, no te pega. Ahora aparta y déjame tomar una última copa — le digo esquivandola.
Veo en su cara como cada vez se siente más cabreada e impotente.
¿Está enfadada?
Bien, por que yo también lo estoy. Y desde luego que tengo motivos.
— ¡Deja de comportarte como una cría mimada! — grita agarrándome de nuevo.
— ¿Por qué no me dejas en paz? —. Me suelto de su agarre.
— ¿Acaso no lo sabes?
— ¡No! —, le contesto — ¿qué demonios quieres de mí Daniella? —. Cada vez me siento más cansada de todo este maldito juego que se trae entre manos.
— Que ¿qué quiero? — pregunta acercándose cada vez más a mí — quiero que reacciones.
— ¿Que reaccione? — pregunto con burla — ¿a qué te refieres? Tienes que ser más clara. ¡Maldita sea!
Estoy tan cerca de su cara que si no estuviese tan enfadada, ahora mismo, lo mandaría todo a tomar viento y la besaría por fin, como tanto he anhelado.
— A esto.
Dice antes de sostener ambos lados de mi cara entre sus pequeñas, suaves y cálidas manos, se acerca a mis labios y los lame con la punta de su lengua, trazándolos con ella.
Juega con mi boca con una lentitud que me lastima, después de tanto tiempo esperando, solo quiero poder besarla como siempre he deseado, pero Dani está haciendo la espera mortal. Muerde de manera suave mi labio inferior y tira de el de un modo tan caliente que, un gemido de placer sale de lo más profundo de mi garganta. Eso parece encantarle ya que se le escapa un suspiro, para finalmente introducir su lengua dentro de mi boca. Y robar un tímido beso.— ¿Eso te resulta lo bastante claro? O ¿Quieres más?
— Mmh — me limito a contestar con un raro sonido de mi garganta, ya que alguna conexión entre mi cerebro y mi lengua, se debe haber estropeado, y no me veo capaz de hacer otra cosa que no sea besar a mi pequeña.
— Lo tomaré como un sí.
¡Y por Dios que sí que lo es!
Sin perder más tiempo, sus labios vuelven a colocarse sobre los míos, dándoles un cobijo del que jamás me deseo desprender. Su lengua, la cuál se cuela nuevamente en mi boca, es caliente y húmeda al mismo tiempo y recorre cada recoveco de mi boca, con total libertad y descaro. Prueba cada centímetro de mis labios y disfruta de ello. Chupa mi lengua de una manera casi experta que me hace perder, por un momento el equilibrio, las piernas me tiemblan y me sostengo a su cuerpo para no caer de bruces contra el suelo. Al notarlo, Dani me sostiene de la cintura con mayor firmeza y me pega a su cuerpo, que se acopla perfectamente al mío. Como si fuésemos la una para la otra.
Aún no me creo que haya llegado el momento que tanto he esperado. No me creo que mi ángel me esté besando, que sienta lo mismo que yo.
Por que eso es lo que quiere decir este increíble beso. ¿Cierto?
El beso es maravilloso y en el soy capaz de percibir toda una serie de sentimientos. Noto rabia, pasión, ansiedad, anhelo y amor. Y aún así es mucho mejor de lo que había imaginado. Lentamente separa sus labios de los míos, aunque tengo miedo de abrir los ojos y ver, que esto no ha sido más que una ilusión o algo así, lo hago. Abro los ojos y la veo con la respiración tan agitada como la mía, pero me contempla sonriente, sin apartar los ojos de mí. Está hermosa, tan sonrojada que me hace sonreír sin remedio.
— ¿Y ahora?
— Quédate en mi cuarto y espérame allí—. Dice en cuanto recupera el aliento.
Asiento un tanto desorientada, no sé qué piensa hacer, pero ahora mismo, lo único en lo que puedo pensar con claridad, es en ese beso que me acaba de dar, y en cuanto tardará en darme el siguiente o si lo habrá.
Me quedo en su cuarto, me quito toda la ropa y me pongo el camisón que suelo utilizar cuando me quedo a dormir en su casa. De pronto todo el alcohol ingerido causa estragos en mí, y me siento realmente cansada, así que decido esperarla acostada. Abro la cama y me tapo con las mantas. Estoy muy cómoda, la cama huele a ella, y me vienen a la mente los recuerdos de anoche y de cómo no huyó de mí, cuando chupé y mordí su mejilla. Quizá sí me vea como más que una amiga y sólo esté asustada.
— Rebe... Rebeka... despierta amor —. Escucho una voz dulce que me llama. Abro los ojos y la encuentro junto a mí. Sus ojos puestos en mí con una dulzura extrema, mientras su mano, acaricia uno de mis brazos, de arriba a abajo.
Me estiro y restriego la cara con mis manos antes de hablar.
— Me he dormido, perdona.
— No pasa nada, guapa. Ya he mandado a todos a sus casas, mi madre llegó justo cuando se estaban largando, así que me ayudó a limpiar todo. Ya podemos dormir, aunque tú ya llevas casi una hora haciéndolo —. Se ríe y yo la miro avergonzada. Nunca antes la había dejado tirada para recoger.
— Lo siento — le digo y miro para otro lado.
Daniella pone su mano bajo mi mentón y hace que la mire.
— ¡Eh!, tranquila. No pasa nada, la verdad es que estabas muy linda dormidita en mi cama y esperándome, así que, me siento recompensada —. Me dice mientras me sonríe.
Me sonríe tan dulcemente que, hace que me lata el corazón de una manera que, incluso temo que Daniella vaya a ser capaz de escuchar sus frenéticos latidos. Temo que vaya a echarse de nuevo atrás, así que no me lo callo más y me animo a preguntarle.
— ¿Porqué haces todo esto? —. Acerca su mano a mi cara y acuna mi mejilla. Apego aún más mi cara contra su mano en busca de un mayor contacto.
— ¡Oh! Rebeka ¿Aún no lo sabes?
Niego con la cabeza. Por que no me quiero hacer más falsas ilusiones, que lo único que hagan sea, hacer añicos mi corazón. Si es verdad lo que estoy pensando, quiero que ella misma me lo diga. Quiero escucharlo de su propia boca.
— Vamos a dormir Rebeka, mañana hablamos, cuando estés más serena.
Noto que cada vez los párpados me pesan más, por lo que no gasto tiempo en discutir, tan solo cierro los ojos. Antes de dormirme completamente, siento que algo cálido y suave se posa sobre mi boca, que unos brazos me rodean y por muy loco que suene, puedo jurar que escucho un "te quiero" susurrado.
ESTÁS LEYENDO
Mi amor, mi vida #AwardSpring #wattysawards2019 #CarrotAwards2019
Roman d'amourNadie elige a quién ama, han estado juntas desde pequeñas y desde siempre Rebeka ha sabido de quién es su corazón. ¿Qué haces cuando encuentras al amor de tu vida?. Luchas por tu amor, pero, si ese amor es tu mejor amiga... ¿Qué harías entonces?. El...