4.La fiesta (Editado)

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Beka

Son las diez de la noche y la gente está comenzando a llegar. La madre de Dani nos ha dejado un rato solas, mientras llega la gente, para comprar en el bar de la esquina unas cuantas cervezas para ella, y alguna que otra bolsa de patatas que a su hija se le había olvidado comprar.

— Hola chicas —. Saluda Adriana, una de nuestras amigas, nada más entrar a la cocina —. He venido sola, pero a cambio... he traído un regalo — canturrea lo último contenta,  mostrando la botella de ron que lleva entre las manos.

La miro agradecida, mientras que sus ojos grises se iluminan con cierta malicia que me divierte. Es una pena que no podamos contar con Susan, pero siempre habrá otra fiesta.

— ¡¿Estás loca?! —, le sisea Dani enfadada y con la mandíbula tensa, quitándole la botella de las manos con cierta fuerza. Al menos la suficiente como para que el pelo castaño de Adriana, el mismo que siempre lleva en una larga trenza y hoy lo luce suelto, se le agite un poco —. Mi madre va a estar en la fiesta, es la primera que me deja hacer en casa y la única condición que puso es nada de alcohol.

— Trae para acá — se la quito esta vez yo de las manos a Dani — la necesito más que tú.

Abro la botella y de un trago me bebo casi un cuarto de ella, ante la mirada asombrada y algo irritada de Daniella y una risueña Adriana que canturrea "bebe, bebe".

El líquido oscuro baja por mi garganta, abrasando todo a su paso, pero me digo a mí misma que pronto pasará y continúo con mi tarea, hasta que me choco con alguien de cabellera oscura.

— ¡Susan! —. Alargo un poco la "a" de su nombre porque me alegro mucho de verla —, pensaba que al final no vendrías a la fiesta —. Le digo recordando lo que ha dicho Adriana al llegar.

— Bueno cielo, ¿qué puedo decir? He logrado convencer a mis padres — dice la morena con suficiencia, a la vez que  recoloca su melena con gracia.

Su corto vestido de lentejuelas, lanzando contra el suelo, los rayos de luz que caen sobre sí. Acompañado de unas botas de campo negras súper chulas.

— Me alegro de que hayas venido — le digo abrazándola otra vez, y esta, con más fuerza. Necesitaba un buen abrazo de una amiga.

Cuando me separo de la guapísima morena, de pelo ondulado, esta me mira de una manera tan fija, que por un momento me deja perdida, sin saber qué decir.

— Eh... Yo también me alegro — su mirada unos cuantos tonos más oscura, sin abandonar la mía —. Eh, cielo... Voy a por algo para beber ¿Vale? — me dice de manera repentina.

Levanto la botella de ron, que ha traído Adriana y se la ofrezco a la morena, pero antes de que pueda decirle algo, Susan niega con un leve movimiento de su cabeza, a la vez que se aleja de mí, y dice algo que no llego a entender.

Así que me encojo de hombros para mí misma y llevo de nuevo la botella a mis labios. De repente, Dani llega hasta donde estoy en apenas una zancada, y me quita de mala forma la botella mientras aún la tengo entre los labios, lastimándome en el proceso.

— ¿Estás de broma? — me pregunta furiosa pero yo no me quedo atrás.

— ¿Qué pasa? —, le pregunto y veo que sus ojos van directo a la botella que tengo en mi mano, con gesto obvio —. Si viene tu madre y ve la botella, tú te encargarás de hablar con ella ¿no?, tienes mucha labia — le digo con cierto tonito molesto, que ni me preocupo por ocultar.

Me alejo de ella con la botella de nuevo entre mis manos, pero antes de alejarme demasiado me sostiene del brazo.

— ¿Qué te pasa Beka? —pregunta en cuanto miro con una ceja alzada, el lugar por donde me está sosteniendo —. Has estado toda la tarde muy extraña y distante, y ahora estás realmente molesta.

Mi amor, mi vida #AwardSpring #wattysawards2019 #CarrotAwards2019Donde viven las historias. Descúbrelo ahora