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Mark se abrazó al pecho de Jinyoung, estando ambos recostados sobre la cama del rubio viendo una película animada.

—Hoy deberías irte ya, Jinyoung.— el pelinegro supo de lo que trataba esa petición. Mark había aprendido a pedirle que se fuera cuando sabía que no estaba bien, le dolía demasiado que Jinyoung le hiciera caso y se fuera así sin más, pero él sabía que era lo mejor para ambos.

—Creo que hoy me quedaré.

—Yo no me siento bien hoy.

—Lo sé y lo entiendo. Quiero estar contigo, de hoy en adelante todos los días de tu vida, sean malos o buenos, porque así tiene que ser cuando se ama a una persona, estar con ella en los buenos y malos momentos.

Entonces Mark se acomodó abrazándose a Jinyoung.

—¿Necesitas hablar? Puedes hacerlo si quieres.

Respiró hondo. ¿Cómo decirle a Jinyoung que se siente varado? Como si estuviera en una callejón sin salida, ese callejón era su vida, no le veía un paso delante, no le veía un futuro, y aunque le dijera a Jinyoung que quería permanecer siempre a su lado; Mark en realidad no veía un futuro a largo plazo ni siquiera con él, pues lo que más anhelaba Mark era que su vida tuviera un fin, de cualquier manera posible, quería que el fin llegase si era posible en ese segundo.

—Estoy bien.

—Sé que no es así.— Jinyoung atrajo a Mark para que se posara sobre de él y le miró, Mark pudo notar esa mirada, la misma que le daba cada que le decía que lo amaba. Pura, llena de amor, calida, una mirada que realmente le llenaba el corazón y le hacía sentir un poco menos solo.

—Quiero morir.— fué sincero tras verse obligado por esa mirada.

—Puede que no sea lo que quieras, pero sí soy lo que necesitas; necesitas que alguien te ame más que con solo palabras, quieres que te lo demuestren, y de verdad te conozco bien, sé que no buscas cosas materiales o detalles cursis. Sé que buscas ser comprendido, puedes ser especial para mí, Mark. Te lo dije una vez, eres la luz de mi vida, ¿realmente quieres dejarme en obscuridad? Porque si es así, de hoy mismo comienzo a dudar de tu amor.

—No, no. Pero te pido que no seas egoísta...

—Egoísta estás siendo tú.— Jinyoung suspiró. No quería hablar de más, no quería una discusión ahora, ni terminar como siempre en estos días. El herir a Mark con sus palabras le dolía, pero era algo que no evitaba, él amaba a Mark y que Mark quisiera simplemente irse así le desgarraba el corazón. —He cambiado, Mark, no soy aquel chico imbécil que caminaba por los pasillos teniendo una vida miserable, quizá no conozco el sentimiento que llevas pero yo de verdad comprendo un poco, es duro, lo sé, pero siempre hay alguien más allá que te hace ver la vida de otro color, que la sonrisa de ese alguien sea tu felicidad, tú eres esa persona, y... si yo no soy la persona indicada para que puedas saber que la vida es mejor, entonces dejame estar a lado de ti hasta que encuentres a la persona indicada.

Mark no dijo nada, ¿qué tal si era cierto todo lo que le decía Jinyoung? ¿qué si el no era el indicado? ¿y si nadie era el indicado para él? Tomó aire y miró la pared frente a él; no, Jinyoung sí era el indicado...

—Soy yo quien no soy el indicado para nadie.— terminó.

—¿Es acaso que no me escuchas? Eres mi persona favorita, Mark. Dios, ¿puedes solamente una vez pensar en lo que te digo es verdad? Te amo y te amaré, así tú no me ames, yo tengo amor suficiente para los dos.

—Te amo, Jinyoung. Sí lo hago.— Mark se recostó en el pecho de Jinyoung quedando frente a frente, sus narices se rozaban, era tanta la cercanía que incluso se veían borrosos.

El pelinegro giró su cabeza un poco para poder juntar sus labios en un beso, uno lento y con ternura, humedecian sus labios con la saliva del otro y a los segundos sus lenguas se acariciaban de una manera delicada. Ellos realmente necesitaban estar juntos para poderse salvar mutuamente.

Los besos de Mark pasaron a su mandíbula y cuello, Jinyoung sentía la perfecta, humeda y caliente boca de Mark en una de sus clavículas, repartiendo besos y lamidas. El calor comenzaba a ser abrazador, de esos en los que incluso se siente vapor saliendo del cuerpo.

—Mark...— jadeó Jinyoung. —No creo que se un buen momento para esto.

—Sí lo es, por favor, hazme olvidar de todo.

Entonces Jinyoung pudo abrir los ojos y darle paso al deseo fuera de su cuerpo, Mark quería evadir la charla, era como si él no quisiese sacarse esos malos pensamientos que recorrían su mente. ¿De verdad quería llegar a sentirse mejor alguna vez?

—No.— ordenó. Bajó a Mark de encima y lo sentó a un lado de la cama. —No, Mark.

—¿Dijiste que me amabas y no quieres hacerme el amor? ¿no quieres estar conmigo?

—No es eso. Es solo que estábamos en una conversación importante.

—No lo era.— Mark quizo volver a subirse encima de Jinyoung pero este no le permitió. —¡Mierda!

El castaño se puso de pie buscando entre las cosas de su muchila aquél pequeño artefacto filoso, estaba seguro que le había dejado allí y entonces pensó en Bambam, seguramente su amigo le había sacado la navaja de su muchila como solía hacerlo desde siempre.

—No la vas a encontrar.— Mark lo miró. El morocho le veía sentado desde la cama. —Hablemos mejor del por qué lo haces, Mark, ¡Dios! Tienes una familia, tienes salud, tienes amigos, compañía...

—Tú no, Jinyoung...— su corazón se partió por lo que le decía Jinyoung, lo mismo que le decían todas aquellas personas que no le comprendían. —tú no puedes pensar como todas aquellas personas, por favor.

Jinyoung respiró profundo. Contó hasta tres y tomó sus cosas para abandonar la casa de Mark, en plena obscuridad camino a su hogar pensaba en cómo podía entender a Mark si el no le permitía hacerlo, no sabía cómo se sentía por dentro y eso le abrumaba. Pensó en que todo lo que le había dicho era una gran mentira, él no podía estar con Mark en las malas pues este no se dejaba, no quería dejarse conocer, ni tampoco quería salir adelante. ¿Entonces qué mierdas buscaba Mark en esta vida?

Pasó un mes. Luego pasaron dos, y tres, y cuatro.

Jinyoung se había alejado lo suficiente como para que Mark entendiara que realmente el morocho ya no quería tener absolutamente nada con él, y lo comprendía, de verdad comprendía al pelinegro, ¿quién en su sano juicio quería estar con alguien como él?

(:

➼fly with you       【m.j】Donde viven las historias. Descúbrelo ahora