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Me despierto con la sensación de haberme dejado caer por un puente. Me duele todo el cuerpo, la cabeza, los pies... Dios, esto de las resacas es un horror.

Miro el reloj de la mesilla y veo que aún son las siete de la mañana. La reunión no es hasta después de comer, así que aún puedo seguir durmiendo. Cojo la colcha y la subo hasta la altura de mi barbilla, giro sobre mi misma y...

Ostia. Esta Derek.

Me quedo momentáneamente paralizada. Mi mente comienza a rebobinar a toda mecha y a hurgar entre lo poco que recuerdo de la noche anterior.

*Salí con Jhon de tiendas.

*Me compré un traje de pantalón, americana y corbata, espectacular y muy femenino para la reunión.

*Me fui con Jhon a cenar.

*Descubrimos y conseguimos despistar al idiota que mandó Derek que nos siguiera.

*...

Joder... Bebí tanto que no me acuerdo.

Hago más esfuerzo y consigo recordar que llegamos a la finca gracias al tío ese que despistamos. No recuerdo cuándo ni dónde nos encontró de nuevo, pero sí recuerdo haberle vomitado en la alfombrilla del coche. Recuerdo que no pasé ningún tipo de vergüenza por dejarle esa sorpresita ahí (que se joda. Eso por seguirnos.) Y también recuerdo que llegué a la habitación a duras penas, y que...

Levanto la colcha y me miró el cuerpo.

Bueno... Al menos me quite la ropa y me queda la ropa interior.  Me consuelo al ver que no he dormido con la ropa manchada de vomito.

Y ahora que me siento más tranquila, y veo que Derek duerme como un bebé, me permito el lujo de sentirme como la adolescente que hace años deje de ser, y me deleito ante su perfección.

Es tan guapo...

Con su mandíbula cuadrada, su pelo negro alborotado, su pecho desnudo y perfectamente tonificado...

Un momento... ¿Pecho desnudo?

La curiosidad me mata. Levanto de nuevo la colcha, y en lugar de mirarme a mí, lo miro a él. Mi entrepierna se contrae al ver que duerme solo con unos ajustadísimos boxer. ¡Joder! ¿Todo eso es reposo? Me estremezco de pies a cabeza de solo ver lo mucho que abulta su entrepierna. No quiero ni pensar en cómo será en "modo ataque"

Ya la disfrutaste, boba. Me recuerda mi sucia conciencia.

Oh... Joder que si la disfruté.

Los recuerdos de aquella noche me invaden, me dominan. Y los recuerdo con tanto fervor, que para cuando quiero darme cuenta, ya es demasiado tarde y tengo mi propia mano acariciando mi húmeda vagina.

Madre mía...

Parte de mí sabe que debo parar, que Derek está a escasos centímetros de mí y que se puede despertar en cualquier momento. Lo intento. De verdad que lo intento. Pero mi mano desecha cualquier orden enviada por mi cerebro, y solo parece acatar las órdenes que le exige mi entrepierna. La cabrona evita hacerme caso y sigue con una dulce, lenta, y agonizante tortura. Mi mano me toca, me acaricia, sabe dónde están mis puntos débiles y va a por ellos sin piedad.

Un gemido se escapa de entre mis labios, y aunque sé que puedo despertar a Derek, estoy en un punto en el que realmente me importa una mierda que me pille masturbándome a su costa. Mis dedos, ávidos de deseo por complacerme, se deslizan en mi interior y arremeten con todo. Aprovechan la lubricación que ofrece la propia humedad que desprendo y...

Norah Fox Donde viven las historias. Descúbrelo ahora