35 ¡CORRE!-

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Nada más verlo, la realidad me golpea la cara dejándome saber lo imbécil que he sido todo este tiempo. La respuesta era obvia. Tan obvia, que por alguna razón, me pareció tan absurda que ni siquiera la tomé en cuenta.

Él, y solo él, era el más cercano a mi padre.

Él, y solo él, conocía todos y cada uno de los movimientos en los negocios de mi padre.

Él, y solo él, era capaz de traicionarlo sin que sospechara nada.

Hijo de la grandísima pu...

Intento contener mi rabia, pero no puedo. Soy consciente de que pierdo las formas frente a varios enemigos a los que les hice temerme con mi reputación y mi corazón de hielo, y que ahora ven como grito, chillo y pataleo por liberarme de esa jodida silla y arrancarles la piel a tiras.

- ¡Te voy a matar!- grito como una loca. Pero lejos de intimidar a nadie, lo único que consigo es que el padre de Derek me mire con cierta lástima.

Lástima, que hiere mi ego, y alimenta mi rabia a partes iguales.

- Tienes el carácter de tu padre, niña - comenta, más como un pensamiento suyo que como si me lo hubiese dicho a mi.- Lastima que ya no esté entre nosotros.

- ¡Eres un cerdo de mierda! ¡Un traidor!- grito de nuevo. Y esta vez, como si no hubiese hecho ya bastante el ridículo, pataleo, la silla se balancea, y casi caigo de costado. Y digo casi, sí, porque por gracia o desgracia, Derek es rápido y me agarra antes de que caiga al suelo.

- Para, Norah. Para - me pide.

- ¡Tú! ¡Tú me has mentido todo este tiempo! ¡Hijo de puta!- gruño en un siseo colérico.

- Es mi padre, Norah. No puedo traicionar a mi familia - intenta explicar.- Solo dales lo que quieren, por favor - suplica.

Lo miro desconcertada. No sé qué narices quieren. ¡Ya mataron a mi padre y me tienen a mí!

- Diles cómo hacerlo. Díselo y te dejarán en paz - prosigue.

Marcos suelta una risita burlona.

- ¿De verdad crees que te dirá cómo hacer esa coca?- cuestiona.- Desde luego que no la conoces nada - se mofa.

Y aunque me jode bastante, debo admitir que estoy de acuerdo con Marcos. Ahora entiendo la razón por la que estoy con vida, y no me han matado mientras estaba inconsciente.

¿De verdad cree que le voy a dar lo único que me mantiene con vida?

Veo que Derek a percibido lo que pienso. Quizá sea mi ceja alzada, mi cara de "tú eres tonto", o el hecho de que a la risa burlona de Marcos, se le han unido la de su padre y Manuel.

Sin embargo, como si él se mantuviese ajeno a todo, Derek sigue mirándome como si intentase suplicarme, implorarme, que le haga caso.

- Antes muerta que darles el gusto a estos mamones - escupo.

La cara de Derek se desencaja, se descompone, y es justo lo único que me hace falta ver para saber que acabo de firmar mi sentencia de muerte.

- Pues no hay más que hablar- suelta Manuel, más que complacido.- Aparta de ahí. Necesitamos que vea cómo sufre.

Espera, ¿qué?

Manuel empuja suavemente a Derek, lo justo para que la imagen de Jhon y Thomas totalmente heridos y desorientados, se plante frente a mí.

¡Joder! No he firmado mi sentencia de muerte, he alargado la agonía de Jhon.

La sangre que abandona mis manos apretadas en puños, se agolpa en mi cara de odio. No pienso permitir que Jhon, el único que ha luchado conmigo todo este tiempo, muera sufriendo frente a mí.

Norah Fox Donde viven las historias. Descúbrelo ahora