Te encuentras atrapado en un cuarto sin saber como llegaste ahí, con personas que apenas conoces y sin ninguna referencia de cuál es la razón por la que estás en ese lugar.
Toda decisión que tomes te llevará a un camino distinto y a nuevos desafíos...
Cuidas de no llevarte puesto a nadie y te presentas ante el joven que tiró jugo en tu ropa. Parece un chico tímido, así que le sacas tema de conversación preguntándole cómo es que se le pudo caer el jugo cuando estaba parado en la fila de una caja del supermercado. Crees que debe ser una persona muy torpe, pero en realidad, aún no lo conoces en absoluto como para emitir opinión. Lo dejas que hable.
—Em, sí, perdón. No sé como se pudo haber ido la botella hasta tu ropa. Creo que se me resbaló. Por cierto, me llamo Juan. Solo Juan. Ni Juan Carlos, ni Juan Manuel, ni Juan Ignacio. Juan. Así está bien. Me pregunto qué hacemos acá. No parece un lugar muy agradable. De hecho, creo que nos secuestraron.
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Te quedas pensando en lo que Juan acaba de decir y tiene sentido, pero todavía tienes muchas cosas que descubrir.
A) Seguir hablando con Juan. Ve al capítulo 17.
B) Vas a hablar con la viejita que te tiró el balde de agua. Ve al capítulo 8.
C) Vas a hablar con el muchacho que crees que te chocó el auto. Ve al capítulo 11.
D) Vas a hablar con quien crees que era tu nuevo compañero de trabajo. Ve al capítulo 7.
E) Vas a hablar con la mujer que te rompió el teléfono. Ve al capítulo 3.
F) Decides no hablar con nadie más. Ve al capítulo 4.
G) Ya hablaste con todo el mundo. Ve al capítulo 12.
