Capítulo 2

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Cartas a Snowflake

¿Alguna vez te haz quedado en shock sin saber que vas a esperar de otra persona?
Pues a mi si me pasa, tal vez muy seguido. 

Y proviene de ti, tienes  una personalidad realmente atrayente, es rara.  Y sonará aun más raro el que me guste, nadie intenta causar tanta conmoción como tu en mi vida. 

Estamos de acuerdo en que somos unos bastardos ¿verdad?
No nos gusta que traten mal a las personas, pero somos unos... Malditos.
Por ti yo me desataría frente a todos, si con eso estás tranquila, puedo decirte quién soy ahora, que me golpees y terminaría todo así, pero simplemente es divertido, lo sabes. Lo sabemos, estoy fingiendo que te conozco. 

No podemos evitar que independientemente de lo que sentimos, esto se vuelva peligroso. 

Y eso es lo que más te atrae.  

Att: Anónimo

Después de terminar de leer aquella carta suspiró mirando el gran árbol que se alzaba frente a ella, tenía educación física, una hora libre.  — Mierdecilla asquerosa— murmuró tontamente sonrojada sosteniendo su cabeza entre sus manos, con la nota un tanto arrugada, de repente la hoja desapareció y se alarmó que su amiga Anna le haya quitado la hoja — Ann, — estiró la mano con una sonrisa, no iba a golpearla, — Dame...

Sin embargo no terminó de completar su oración cuando la pelinaranja chilló de la emoción, borrando todo rastro de la sonrisa en su cara  — ¡Dios! — la miró con los ojos abiertos, casi atónita, ¡Que huevos los de el sujeto que le escribió! — ¿Els tienes un admirador?—, aunque la pregunta estaba de más, su sonrojo se lo confirmo, la nombrada soltó un bufido — ¡Es increíble!

— No, — la cortó — No es increíble, es odioso, lo odio — esculpió frívola. 

Suavizó su rostro en una sonrisa linda que a Elsa le dio nauseas — Oww, Elsa pero si te molestara ya hubieras investigado quien era y hasta lo hubieses matad...— se calló para que sus sospechosas no la arruinarán— Bueno si es molesto, escríbele una carta de amor... digo de odio en donde le des fin a todo. 

— Anna, — comenzó su monólogo cansada — Yo no quiero un novio, — se tragó el nudo que comenzaba a formarse en su garganta, no podía derrumbarse frente a ella — ni mucho menos un admirador, le mandare a la mierda de una vez por todas... – haciendo uso de sus habilidades frías y cortantes le arrancho la hoja de sus manos dándose  vuelta  para alejarse a paso lento.

Estaba esperando que la siguiera o le dijera algo. 

— El amor no hace daño Elsa, ya es momento que lo entiendas — se detuvo en seco y sintió la rabia recorrerla cada centímetro del cuerpo, definitivamente no se espero aquello. — No puedes ocultarte, ese chico quien quiera que sea, terminará encantándote.

— Tú no sabes nada sobre el amor.— masculló mirándola de reojo.







Y sin querer queriendo, mi corazón se quebró. 


Cartas a Snowflake //Jelsa//Donde viven las historias. Descúbrelo ahora