Capítulo 12

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Cartas a Snowflake

Tengo curiosidad por conocerte.

La luna me ha dicho en la noche, que no es un amor imposible a menos que lo amantes sepan su identidad y rueguen para no separarse. Yo no te conozco a ti. 

¿Me dirás quien eres?

No soy una persona muy paciente, estoy segura que lo sabes.

Pero no te preocupes ya estoy haciéndome una idea de quién puedes ser. Hora de investigar. 

Att: Elsa

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Jack ni siquiera había respondido su carta, cuando al día siguiente había recibido otra. Encontró a su amiga rubia junto a su casillero esperándolo, sin pensarlo mucho se acercó a ella tomándola de la muñeca. — ¿P-por qué dijiste eso ayer? — contestó confundido con algo de molestia notándose en su voz. 

Desde siempre habían sido grandes amigo, prácticamente desde la cuna y desde el momento cero en que plantó su mirada en la albina, ella accedió a ayudarlo en cada tontería que implicaba Elsa Arendell, incluso aunque no fuera real, su amistad traspasaba todos los límites de la física y se sentía contento con ello. 

Un suspiro por parte de la contraria lo alteró — Jack, solo lo hice para que no te delaten frente a ella, deberías agradecerme tonto,— se cruzó de brazos tratando de parecer molesta aunque esbozó una sonrisa tímida. 

"Se estaba comportando como un tonto", se recriminó mentalmente pasando las manos por su cabello para desordenarlo un poco. "No debía preocuparse tanto por ello, después de todo ella solo buscaba ayudarlo."

— Si, en v-verdad fue algo brusco de mi p-parte, perdón — Sobó su brazo avergonzado y desvío la mirada agarrando su mano para aligerar la tensión. Encontraba una paz increíble al hacerlo, aunque no fuera en un plan amoroso, le mantenía consciente. 

Una sonrisa se encontraba plasmada en ambos rostros que no dudo en alertar varias miradas que cuando la otra las sintió bufó irritada, —Solo vamos a clase, luego me lo agradeces — La chica lo jalo para llevárselo al salón de química.

Una vez allí empezaron las clases con normalidad sin tener en cuenta la mirada que estaba sobre ellos. 

Al finalizar la jornada las rubias y el albino se quedaron en el salón, mientras que Elsa vagaba esperando a que alguien apareciera para asustarlo como de costumbre.

— Creo que deberías ponerle otro apodo, — comentó la de blusa azul, Tink estaba sentada en una de las sillas mientras en su boca se hallaba un chupete rojo,  — Algo más dulce y coqueto.

¿Algo dulce? 

A su mente llegó un recuerdo de Elsa metiendo dulces en la nariz de un niño y lo alarmó. 

– A-a ella no le gustan esas cosas — dijo nervioso ¿Aquella era una gota de sudor bajando por su cuello? —Prefiero hablarle como soy realmente. 

— ¡Eso no sirve Jack! — giro los ojos la de ojos verdes, aunque Rapunzel estaba tecleando su teléfono no dudo en reprocharle con seriedad — Elsa es una chica fuerte, sácale su lado más tierno. ¿Sabes qué? Haremos que Elsa se enamore de ti.

"Yo lo intentaré"  — pensó cabizbaja la que se encontraba a su lado.

— No me prometas cosas imposible – escupió con un toque de enojo, le molestaba que lo estuvieran ilusionando de por gusto, estaba todo lento pero seguro y ellas querían hacerlo un torbellino. 

— Imposible solo la muerte Jack, —  Aurora agarró su rostro y lo acercó al suyo — Es mi promesa ayudarte —  sonrió dulce hacia el albino.

No pudo evitarlo y antes de cubrir sus ojos los sintió sus ojos aguados, se sentía una nena por eso, siempre tan sentimental. — G-gracias.

Aunque en el fondo su cuerpo latió con fuerza y reconoció el porque, una tristeza lo invadió de repente y la palabra Sünder  cruelmente escrita en una banca fue lo que le recordó un millón de escenas agobiantes. 




No es lo que quiero sentir, es lo que me haces sentir todos los días . 

Cartas a Snowflake //Jelsa//Donde viven las historias. Descúbrelo ahora