Dear HyunJin || JeongJin/HyunIn

02

Querido Hyunjin

El día de ayer no me miraste ni mucho menos me dirigiste la palabra, pero yo estaba realmente feliz por haber reunido la confianza necesaria para poder dejar la carta en tu casillero y más aún al ver que guardaste mi carta, probablemente porque tenías prisa, pero la guardaste en fin de cuentas. Espero que no las deseches,  me da ilusión el poder comunicarme contigo aunque sea en unas simples cartas.

-YJI

HyunJin recogió la nueva carta que se hallaba en su casillero para así leerla, todavía sin mucha confianza. La carta era del mismo color,con la misma letra, con la luna y la pequea estrella a su lado, con la excepción que ahora había una nueva estrella acompañándola y claro, la firma del remitente.

No sabía si desecharla o guardarla nuevamente en su mochila, no estaba seguro si era una broma o la persona que escribía lo hacía en serio y realmente estaba confesando sus sentimientos hacia a él.

Soltó un suspiro y miró fijamente al basurero a un par de metros de él.

—¿Y si no es una broma y de verdad una persona intenta contarte sobre sus sentimientos? — preguntó WooJin luego de escuchar la reciente anécdota de su amigo.

—No lo sé, me parece más una broma que algo serio — dijo HyunJin leyendo nuevamente el papel en sus manos.

—Vamos HyunJin, a mí me parece muy tierno —dijo Felix con un diminuto puchero pensando en todo lo que tuvo que pasar el autor de las notas para poder entregársela e imaginándose a él mismo en aquella situación, entregándole cartas a aquel pequeño chico que siempre veía pasar frente a él durante las mañanas.

—WooJinnie tiene razón, creo que sería mejor esperar y ver si sigue enviando cartas con sus supuestos sentimientos hacia ti —dijo MinHo mirando fijamente a los ojos de HyunJin, el cual sólo desvió su mirada a su plato ya vacío— y si es mentira, podemos tirarle a Doongie o Soonie.

Cuando terminó de leer la nota, sin querer, las comisuras de sus labios se elevaron formaron una diminuta sonrisa.

—Puede que los chicos tengan razón, así que no la desecharé —dijo mientras la guardaba y sacaba su libro de matemáticas para la siguiente clase— aunque no descarto que algún día lo haga.

Luego de tomar todas las cosas que necesitaba de su casillero, HyunJin se encaminó a la cafetería donde lo esperaban sus amigos. Lo que él no sabía era que mientras caminaba se cruzó con cierto chico de cabellera azabache que anteriormente lo miraba atentamente y que ahora sonreía, aunque con la cabeza inclinada mirando el suelo, debido a lo que escuchó salir de los labios de aquel chico que recibía sus estúpidas cartas.