Dear HyunJin || JeongJin/HyunIn

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No es necesario escuchar la canción, pero para quienes quieran escucharla, por favor háganlo cuando aparezca "•*¨*•¸¸♬". 

¿Qué?

Sus manos temblaban ligeramente y su corazón no paraba de latir fuertemente; las mariposas de su estómago revoloteaban como si de verdad existieran y no fueran tan sólo un dicho. No podía creer lo que estaba sucediendo, ¿era eso algún tipo de sueño que extrañamente se sentía demasiado real?.

Batalló contra sí mismo para que la sangre no subiese hasta sus mejillas, pero fue una batalla perdida. Las mejillas de ambos chicos habían adquirido un fuerte y cálido color, mezclándose con las tonalidades del atardecer que presenciaban.

—¿P-por qué supones que soy esa persona? —atinó a decir lo único que podía hasta ese momento, al menos quería intentar negarlo.

El contrario sonrió levemente intentando calmar los rápidos latidos de su corazón. Una sonrisa que hizo derretir el corazón de JeongIn.

—Sé que eres tú, JeongIn.

¿Cómo había ocurrido eso?, ni siquiera pensaba que HyunJin lo haya descubierto después de tanto tiempo sin escribirle cartas. Se supone que HyunJin debía haberse rendido y cansado de leer las cartas o de esperar algunas de ellas después de aquellas semanas.

—Yo no s-

—Me gustas, JeongIn -interrumpió al otro.

El castaño se calló abruptamente luego de eso, sentía un nudo en su garganta que no le permitía soltar sonido alguno. ¿Por qué seguía repitiendo algo tan vergonzoso como eso?, era cierto que él mismo solía declararle su amor a través de papel y tinta, ¡pero escucharlo salir de su boca era algo totalmente distinto!.

Y en eso las miradas de ambos chicos volvieron a conectarse por segunda vez ese día. 

El sol era el único espectador de aquella escena, las nubes preferían marcharse y dejarles privacidad. Y las estrellas que habían marcado las vidas de ambos muchachos a través de blancos papeles, preferían hacer su aparición en otro momento.

El labio inferior de Yang estaba atrapado entre sus dientes. ¿Qué debería hacer?, éste era el momento que tanto había soñado por tener, entonces ¿por qué sentía ese remolino de emociones en vez de felicidad completa?. Probablemente vomitaría en cualquier momento gracias a la fiesta que las mariposas habían empezado en su estómago.

—Hyung, yo... —desvió la mirada— t-tú mereces algo m-mejor.

HyunJin rápidamente frunció el ceño, no se supone que ocurriría así. Sin sentido alguno la inseguridad comenzó a llenar sus pensamientos con pensamientos negativos. No quería que el menor dejase de sentir lo que él siente por él.

—Me gustas, Innie —repitió— y no hay nada que me haga cambiar de parecer.

—Pero-

—¿Sabes al menos lo que le haces a mi corazón? —dio un paso adelante y se atrevió a tomar una de las manos del castaño, buscando con la mirada el permiso de Yang, que dedujo haber obtenido al mantener aquella suave mano entre las suyas.

Con delicadeza posicionó la mano del menor sobre su propio pecho. Los latidos de HyunJin chocaban contra el tacto de la mano de JeongIn, su corazón latía desenfrenado. Parecía que el corazón de ambos fuera uno solo, ambos latían con la misma intensidad y ritmo.