"Vamos HyunJin, respira, tú puedes hacerlo"
Le quedaban menos de diez peldaños para llegar hasta la puerta, su corazón latía más rápido que nunca y sus manos temblaban de los nervios que le causaba el tan sólo pensar en que tras esa puerta se encontraba el chico que tantos suspiros le había robado.
Llegó al último peldaño y se quedó parado allí durante al menos un minuto, debía calmarse antes de abrir aquella puerta que tenía frente sí. Con delicadeza abrió su mochila y sacó el sobre que su amigo había hecho para él un par de horas antes, gracias a dios que no se había arrugado.
Cerró los ojos y contó hasta diez mientras que respiraba profundamente, ese era el momento que tanto había estado deseando que sucediera.
Dejó su mochila a un lado de la puerta con la seguridad de que nadie se encontraría a esa hora en aquel lugar. Vio por última vez la carta entre sus manos y con aún los nervios a flor de piel, giró el pomo de la puerta.
La fresca brisa chocó contra su rostro en cuanto vio el exterior, el cielo comenzaba a teñirse nuevamente de cálidos colores. Buscó con la mirada al muchacho que supuestamente debería estar allí.
"Por favor, por favor" rogaba encontrar al chico.
Y ahí estaba él, de espaldas a Hwang, con la cabeza levemente levantada mientras miraba al cielo y con sus brazos apoyados en la barandilla de la azotea.
"Hermoso" pensó HyunJin.
Cerró la puerta tras él y se dedicó a mirar, por un par de segundos, como la brisa movía con suma delicadeza los castaños cabellos de JeongIn.
La fuerza con la que agarraba el sobre se hizo un poco más fuerte, debió haber preparado algo mejor que un blanco sobre hecho en cinco minutos. Volvió a suspirar, ya estaba allí y no habría vuelta atrás.
Empezó a caminar hacia el contrario intentando no hacer mucho ruido para seguir contemplando la bella imagen que tenía frente así, pero sus piernas le fallaron y empezaron a temblar haciéndole que tropiece con un desnivel que había en el suelo. Cuando logró recuperar el equilibrio, levantó su cabeza deseando que el menor no hubiese visto eso, mas su mirada conectó enseguida con la del castaño, con aquellos grandes ojos que poseía.
—H-hola JeongIn —sonrió nerviosamente.
El nombrado respondió con una leve inclinación de cabeza, a la par que seguía observando fijamente a Hwang con la curiosidad plasmada en sus ojos.
—¿Qué hace aquí, hyung?.
—¿Yo? —intentó mantener la compostura— sólo quería venir a ver el atardecer.
El pelinegro caminó bajo la atenta mirada del menor hasta llegar a su lado, apoyándose en el barandal junto a él. Yang no dijo nada, sólo se dedicó a mirar nuevamente el cielo sobre ellos.
—Es hermoso —comentó HyunJin.
—Lo es —"Pero no tanto como tú" pensaron ambos.
Los segundos pasaban, las pocas nubes lo hacían con ellos, danzando entre los colores del atardecer. La luz del sol seguía presente allí, iluminando ambos rostros, calmando los rápidos latidos de sus corazones.
HyunJin, quien tenía el sobre tras su espalda, se giró hasta poder mirar fijamente al contrario.
—Uhm, JeongIn —habló llamando su atención— se te cayó esto —dijo señalando el sobre entre sus manos.
"Bien HyunJin, hazlo casual, como si esto no fuese lo que en realidad es".
El menor miró con el ceño fruncido a su hyung, no recordaba haber tenido alguna vez algún sobre blanco, mucho menos ese día.
—Pero hyung, eso no es mío.
—¿En serio? —preguntó "sorprendido"— pero tiene tu nombre.
Una mueca se posó en el rostro de JeongIn, ¿por qué algo que no era suyo tendría su nombre?. Sin creer aún que no era suyo, dejó al mayor sostener el sobre por un tiempo más.
—Deberías ver primero qué es —dijo en respuesta, imaginando qué debía estar pensando Yang— tal vez te olvidaste —elevó sus hombros con indiferencia.
La duda no desaparecía y aún con incertidumbre se atrevió a tomar el blanco sobre con sus blancas manos. Miró a HyunJin antes de abrir el sobre que sostenía, no estaba muy convencido de lo que iba a hacer.
El silencio volvió a reinar entre ambos muchachos, lo único que se podía escuchar era el sonido que hacía el papel cuando el castaño intentaba sacar lo que tenía en su interior.
Era una carta.
Querido YJI
Dicen que el universo en sinónimo de lo desconocido, o al menos eso decían hasta un par de años atrás.
Ningún hombre ha llegado a explorar alguna otra galaxia, tampoco un planeta cercano en persona. Pero aún así han logrado descubrir cosas por medio de máquinas y artefactos tecnológicos.
A día de hoy me gustaría ser el primer hombre en llegar a conocer los misterios que esconde este universo, suena raro pues nunca me ha interesado el cielo que está sobre nosotros en este preciso momento. Pero creo que ya ha pasado mucho tiempo esperando que un pequeño astronauta descubra cada detalle de mis galaxias, por ello me gustaría que me dieras el honor de ser ahora el astronauta que pueda perderse en tu universo, ese con millones de estrellas y galaxias sin descubrir.
Por favor JeongIn, déjame ser un astronauta, para así poder descubrir el universo que tanto anhelo conocer.
—Tu querido HyunJin.
El menor no levantaba la mirada, había pasado ya más de dos minutos y seguía con la mirada fija en el papel. Y es que no era para menos, él pensaba que probablemente era un sueño bastante real.
HyunJin esperaba lo peor, algo un tanto irónico porque el castaño a su lado era quien le entregaba cartas los últimos dos meses.
Lentamente JeongIn desvió su mirada al mayor, con su boca entre abierta por la sorpresa del momento. Ambas miradas conectaron inmediatamente, como si siempre hubieran estado buscándose entre sí.
JeongIn dirigió su mano cautelosamente hasta el brazo de HyunJin, su dedo chocó contra el otro por menos de un segundos. No parecía ser un sueño.
—T-tú...
—Me gustas, JeongIn.
[♡]
Dale like si creíste que en este capítulo terminarían juntos
AHHHHH
ME GUSTA VER EL MUNDO ARDER ASÍ QUE MÁTENME SI ES QUE QUIEREN
Eso pues
Que tengan, no sé, una linda vida y chao chao ♡♡
ESTÁS LEYENDO
Dear HyunJin || JeongJin/HyunIn
FanfictionQuerido HyunJin. El día de ayer me dirigiste la mirada mientras me dirigía a mi salón, fue por tan sólo unos segundos, aunque para mí fue una eternidad, una eternidad en la cual las mariposas en mi estómago parecían hacer una fiesta y mi corazón se...