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—Es que soy un idiota —sollozaba HyunJin— un idiota, MinHo.

—Lo sé.

Ambos se encontraban caminando por los pasillos de la escuela, los estudiantes empezaban a llegar de a poco. HyunJin parecía exagerar sus lamentos con cada paso que daba, Lee no podía evitar reír, su amigo además de idiota también era un poco exagerado.

Los estudiantes que pasaban a su lado miraban con extrañeza a Hwang, no era común ver al chico casi derrumbándose al lado de Lee MinHo. La mayoría prefería seguir caminando, ese grupo era un poco raro a veces, un poco bastante raro.

Ambos se encontraron con ChangBin y Felix en el camino a su salón, quienes, al igual que todos los demás, les dieron una extraña mirada que vino acompañada de una mueca por parte de Seo.

—¿y a éste que le pasa? —cuestionó mirando al azabache, deteniendo su caminar.

—problemas amorosos —respondió MinHo haciendo un mueca parecida a la del más bajo.

En cuanto el alto vio al pecoso se apresuró a abrazarlo mientras seguía con sus quejas contra su persona. Siempre recurría a Feliz cada vez que se sentía avergonzado o desanimado, no sabía por qué lo hacía, simplemente los brazos de su amigo eran la calidez que necesitaba en esos tipos de momentos.

—Lix, incluso me entregó una carta él mismo —sacudió a su amigo sin soltarlo.

ChangBin quien sólo veía expectante la escena con el ceño fruncido, pareció alterarse un poco al escuchar las palabras de HyunJin, ¿era lo que estaba pensando?.

—¿É-él ya..? —preguntó tartamudeando, su lengua se trababa.

MinHo rápidamente dirigió su mirada a él y con un asentimiento de cabeza respondió a la pregunta de su amigo. Desde que Hwang había llamado a Felix no había dejado de enviar cientos de mensajes a sus amigos, claro, menos al grupo de Yang.

Las comisuras de ChangBin se elevaron discretamente, al fin su amigo podría sonreír al lado del chico que ahora abrazaba al pecoso. Sabía que quedaba poco para que HyunJin le declarara sus sentimientos al menor, pero mientras eso ocurre, él también debería empezar a pensar en cómo declararse a Felix, tenía que ser algo que el australiano se merezca.

—Ya, hay que dejar de llorar —intervino Seo entre ambos menores, separándolos— el niño no desaparecerá —dijo refiriéndose a Felix.

HyunJin formó un puchero inconscientemente,  si le quitan a Lix luego podría ir a quejarse con WooJin, pero le gustaba estar con Lee. Refunfuñó, pero no se quejó de que el australiano estuviese bajo el hombro de ChangBin.















Qué aburrida era la clase de historia aquel día. Normalmente tendía a prestar bastante atención a su maestra frente a él, no era de ese tipo de maestras que provocan que los alumnos terminen odiando la historia de su propio país pero... Ese día específico no era el día en que la historia de Corea era lo suyo.

Movía el lápiz con el que debería estar escribiendo con sus largos dedos y su vista fija en él. Volvía a sumirse en sus propios pensamientos y la voz de la profesora volvía a desaparecer junto a sus demás compañeros de clase.

Revivió en su mente la primera vez en que vio aquel sobre caer desde su casillero. Era curioso porque nunca en su vida había recibido una carta ni escrito alguna, tal vez una de las razones por la que la guardó fue por mera curiosidad y no porque su amigo le apresuraba. Las palabras escritas con tinta negra en aquel blanco papel capturaron la intriga de HyunJin en cuanto las leyó por primera vez, incluso a pesar de que creyó en primera instancia de que se trataba sólo de una broma de sus amigos o alguna otra persona de la misma institución.

Dear HyunJin || JeongJin/HyunInDonde viven las historias. Descúbrelo ahora