Dear HyunJin || JeongJin/HyunIn

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—Hey, ¿realmente te quedarás aquí por un rato más?.

—Sí, siento que me falta un poco de práctica —dijo apoyado contra la pared.

—Ok —asintió— pero no te sobreesfuerces.

—Uhm... —abultó sus labios— ¿Es que Honey está preocupado por mí? —preguntó burlándose del contrario, intentando imitar la voz de Han.

El contrario sólo se le quedó mirando, como si aquello no le hubiese molestado en absoluto.

—Es sólo que en caso de que algún día llegue a sobrar gente, me gustaría eliminarte primero —Lee sonrió dulcemente al contrario.

HyunJin sintió un escalofrío recorrer su cuerpo, su hyung podía dar mucho miedo.

—Entonces nos vamos primero —dijo Felix al llegar al lado de MinHo, agarrando suavemente las correas de su mochila.

—Adiós chicos —Hwang agitó su mano en forma de despedida.

—Bye bye~ —el azabache río ante la tierna forma en que lo dijo el pecoso, a veces tendía a usar una voz más aguda que la usual.

Después de que ambos Lee se fueron, la sala quedó totalmente para él solo. Amaba tener para sí mismo aquel lugar, no de una manera egoísta, sino que realmente era porque sentía que podía bailar todo lo que quisiera sin que nadie le interrumpa, sin ruidos ni luz. Sin nada más que él y la música.

Se levantó del cómodo suelo que casi le hacía caer en brazos de morfeo y se dirigió a apagar las luces que aún quedaban encendidas. No había nada mejor que bailar sin luz alguna.

Cuando estaba apunto de apagar las luces, llegó a sus oídos dos voces que supuestamente tuvieron que haberse ido hace ya un minuto atrás.

Tomó el pomo de la puerta y la abrió, asomando su cabeza para ver si había alguien, logró visualizar a sus amigos a unos par de metros de donde se encontraba él, en la puerta, aunque aún podía escuchar su pequeña conversación.

—Vamos Felix, acompáñame a buscar a Hannie  —Hwang vio a su amigo formar un puchero.

—Pero no quiero ser la tercera rueda —argumentó el rubio, mirando al suelo.

—Puede que Chan aún esté allí —insistió, sujetándo el brazo contrario— o ChangBin.

HyunJin río por lo bajo al ver la pícara expresión que el castaño tenía en su rostro y el sonrojo que comenzaba a inundar las mejillas pecosas del australiano.

No era necesario ser un experto en el amor para notar que, tal vez, Felix gustaba de ChangBin.

—¿dejará de insistir si le dijo que sí?

—Síp.

—Entonces vamos —sonrió triunfante el mayor, comenzando a caminar.

Vio como los chicos doblaron en la intersección que conectaba ese pasillo con otro, desapareciendo de esa manera, completamente de su vista.

El azabache cerró la puerta y apagó las luces, tal como se había propuesto hacer antes de espiar a sus amigos.

—A Lix le gusta Binnie y Jinnie lo sabe~ —canturreaba caminando hacia su celular, para colocar la música de una vez por todas— A Lix le gusta Binnie~.

Tomó su celular conectándolo con el cable de los parlantes propios del club y dejó de cantar su pequeña obra de arte. Ahora era el momento de practicar su baile, no su canto.

Bajo la tenue luz que quedaba en la habitación, dejó que la música llenara por completos sus oídos. Cerró los ojos, intentando concentrarse y borrando a su vez su sonrisa.