2-Comenzando a vivir.

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Salimos a la hora de comer, caminé por los pasillos y me senté en el suelo sacando mi embaces donde tenía mis meriendas.

-Mira quien tenemos aquí –unos pies se pusieron frente a mi comida, solía comer sentada en uno de los pasillos del colegio, no tenía amigos porque los niños dicen que soy extraña.

No levante la mirada, ella me daba mucho miedo, solía insultarme constantemente y si le respondía de alguna manera brusca se desquitaba- ¿me tienes miedo, marimacho? Contesta.

-de...déjame en paz, Por fa...favor

-de...de... de... habla bien, estúpida o es que en tu granja son las vacas las que te enseñan a hablar – pateo mi jugo haciendo que se mojara mi pantalón, para después luego poner su pie sobre mis emparedados.

- Que alegría que se mojó tu ropa, así tus hermanos podrán prestarte, ya que, con esas camisas, esos pantalones y tus horrendas botas eres otros niños más.

- ¿Por qué son tan crueles conmigo? yo no les hice nada

-El solo hecho de nacer nos fastidia, muere y nos harías un favor –me puse de pie tratando de sacudir mi ropa. Mi labio inferior comenzó a temblar trate de retener el llanto. - ¿vas a llorar? La pequeña va llorar –miro riendo sus amigos.

-pues toma para que llores –uno de sus amigos con toda su fuerza me tiro al suelo por la espalda, coloque las manos para no golpearme tan fuerte pero aun así me raspe las manos y me doble la pierna haciendo que el pantalón se rasgara rompiéndome la piel de la rodilla.

La respiración se me volvió irregular pero las lágrimas esta vez salieron derramándose por mis mejillas siendo aún más la burla de los niños que reían y me apuntaban como si fuera un fenómeno.

-Ya basta – por el grito me tape los oídos - que sea la última vez que los veo haciendo esto porque si no van a tener muchos problemas conmigo- abrace a Jay por la cintura, él era mucho más alto que yo y me escondí entre sus brazos, no sé qué haría cuando Jay ya no estuviera, este era su último año de primaria y no estaríamos más juntos.

Por el llanto la respiración me empezó a fallar haciéndome ahogar, solté a Jay y llevé las manos a mi cuello tratando de lograr respirar. - Nena, tranquila –quito mis manos del cuello, pero llore más- si sigues llorando no podrás respirar, cálmate, respira lento ya lo hemos hecho antes y sabes que mientras más alterada menos respiras. – asentí, respiro conmigo haciendo los ejercicios que nos había explicado mi padre cuando algo así ocurriera donde no pudiera respirar, puso sus manos en mi pecho para ayudarme a respirar con calma –estas sangrando –no me pregunto era algo obvio- vamos a la enfermería- entrelazo nuestros dedos si beso mi frente.

La pierna me dolía consiguiendo que cojeara y caminara muy lento.

-Jay Bieber ¿que se supone que haces fuera de tu aula de clase?

-Señorita, No me escape, a Faih unos niños la empujaron y la lastimaron- la mujer fijo la mirada ahora en mí.

-Dios santo estas sangrando, pequeña –me tomo en brazos y me dejo sobre una camilla. Busco entre sus cajones un algodón y un frasco de alcohol. - puedes ir a clase, Jay.

-Pero...- Lo mira seria cortando las protestas de Jay.

-a clase –refunfuñando salió de enfermería para dirigirse a su salón, abrió otras veces la puerta para mirarme- ella estará bien, además la dejara aquí hasta la hora de salida –asintió y esta vez sí salió del todo.

Primer amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora