Estamos en una enorme alberca, más que alberca parece una pecera, con adornos simulando pierdas y plantas del mar.
Mamá, Gis y yo, los únicos personajes que puedo reconocer en el momento. Nadan junto a mi en busca de una salida.
Vemos entrar a la pecera al gigante humano-pez (protagonista de la película "La Forma del Agua" de Guillermo del Toro) y estamos aterradas, esa cosa realmente da miedo.
La escena cambia de punto de vista, ahora soy un pequeñísimo pez siendo perseguido por el escalofriante monstruo marino, nado y nado tratando de salvar mi vida. Encuentro una roca que sirve de refugio, entro a un agujero de ésta y creo estar a salvo.
No escucho nada y creo que se ha ido.
Ruido en las paredes, se mueve, tiembla.
Ha levantado la roca e intento ni siquiera respirar, no sé si me atrape.
La escena vuelve a cambiar y vuelvo a estar en mi cuerpo:
Lo último que recuerdo es decir a Gis "No sé si quiera seguir viviendo pero definitivamente no quiero morir devorada".