Mentiras y soluciones

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—Hola Qrow... —Con voz seductora se acercaba la pelirroja.
—Hola... —respondía desconcertado el joven.
—Mis amigas y yo nos preguntábamos si... quisieras enseñarnos un par de trucos para el examen del profesor Port... —con las manos sobre sus libros mencionaba la joven, coquetamente.
Qrow, con mucho esfuerzo, apenas y controlaba su mirada sobre las piernas de semejante alumna, mostrando su radiante piel. Voluptuosa, como lo enloquecen...
—Por supu... —y en un instante, se detuvo, al observar a su amiga en la otra esquina, observándolo. Ambas miradas se conectaron, una con tristeza y la otra incrédulo.
—Gracias Qrow, ¿sabes? Quizás debamos pasar esta noche los 4 juntos para... Ya sabes... Aprender todo lo que podamos... —Susurraba la joven al oído del gemelo, excitando al muchacho, quien sintió una descarga recorrer su espina dorsal; por un momento olvidó que Summer estaba presente al otro extremo. El sueño de todo hombre se volvería realidad esta noche, en su cuarto; sólo debía ocuparse de Taiyang. Summer, sin embargo, guardó sus cosas; con fuerza cerró su casillero y con desdén salió corriendo del pasillo, soltando hilos húmedos de sus ojos.
Qrow sintió una estaca clavada en el pecho, la temperatura que había ganado rápidamente disminuyó al observar la escena. Había lastimado a Summer... Indirectamente, y él sabía por que... Entre sus coqueteos "amistosos", la estaba ilusionando; él conocía el sentimiento de la joven y aunque buscara mil excusas, sabía perfectamente que la estaba enamorando. El plan era juntar a su amigo con la chica nueva y, sin embargo, seguía su propio juego "accidental y casual", pues el amor era recíproco.
—Qrow... ¿Qué te pasa? ¿a qué estás jugando? ¿por qué no puedes seguir el plan tal cual? tú y ella no estan juntos ni lo estarán... ¿Entonces por qué te sientes tan idiota? ¿por qué la ilusionas y la lastimas...?—pensaba, autocastigándose en palabras, con la mirada perdida en el pasillo vacío que abandonó la presencia de su compañera.

—Jajajaja, excelente, hermanito... Me mentiste... Te gusta Summer...
Gracias por ser tan tú, tan macho... Tan hombre... que fácil caes en las trampas, pero no te preocupes, Summer es mi amiga y yo me encargaré que nunca estén juntos, por su propio bien... por nuestro propio bien... Y el de la tribu... Jajajajaja —Pensaba la gemela, expectante en un árbol, emplumada. Tras la ventana se podía observar al cuervo vigilando, de principio a fin, aquella escena...

Amores dañinos sobre una rosa blancaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora