Capítulo 2
Me encontraba en la puerta de enfrente de mis queridos vecinos después de haberme pasado más de media hora insistiéndoles a mis padres en quedarme en casa y que fueran ellos a la cena, pero no funcionó y terminé viniendo, así que me preparé para verlo. No estaba dispuesta a que me dijera otra de sus groserías, no se como serán las chicas aquí, pero yo no soy de esas a las que le sueltas un piropo, una sonrisa y un guiño y caen rendidas a los pies de cualquier chico guapo, porqué igual que ya he dejado claro que no soy esa clase de chica, él tenía toda la pinta de ser el tipo de chico guapo que se las lleva a todas de calle solo con respirar y a la cama solo con sonreír, y no, a mí eso no me va. Mi padre tocó el timbre y enseguida la puerta se abrió, detrás había un chico. Era mas alto que yo, parecía tener mi edad, la verdad es que no estaba nada, pero nada mal, eso sí, puedo asegurar que no era el mismo chico que estaba asomado en el balcón de esa misma casa horas antes.
- Ustedes deben ser la familia Lennon cierto? -dijo el rubio con una perfecta sonrisa en su hermosa cara.
- Sí, somos nosotros -dijo mi madre, o eso creo porqué en esos momentos estaba perdida en sus ojos, digo, ojazos azules.
- Pasen por favor mi madre ya esta preparando la cena -y en ese momento sus ojos se posaron en mi produciéndome un terrible escalofrío.
Tal como nos indicó, pasamos dentro, y fuimos dirección al salón guiados por aquel chico. El salón era realmente bonito y grande. En el centro había una mesa alargada con todo ya preparado para la cena. Una mujer y un hombre salieron de lo que supuse que era la cocina. La mujer era joven, como mi madre, no tendría más de unos 35 años, al hombre, en cambio, se le veía un poco más mayor que ella, pero probablemente no superaba los 40 y pocos años.
- Estoy muy contenta de que hayan aceptado la invitación de verdad. Queríamos invitarles a cenar antes, pero supusimos que con todo el lío de la mudanza no tendrían mucho tiempo y querrían descansar. -dijo la mujer, con una gran sonrisa en la cara. La verdad es que era muy guapa- Bueno a mi marido y a mí ya nos conocen, y este es mi hijo Max.
- Yo también estoy muy contenta de haber venido, no conocemos a nadie aquí y se agradece tener unos vecinos tan amables como vosotros. Bueno yo soy Louise, pero llámenme Lou por favor, este es mi marido Ian y ella es mi hija Abril -dijo mi madre.
- Bueno si os parece bien seguimos con las presentaciones en la mesa mientras comemos. La verdad es que yo tengo mucha hambre y la comida huele taaan bien, ya veréis os gustará mucho. -dijo el marido de la mujer mientras daba paso a que nos dirigíamos hacía la mesa.
Cuando íbamos camino a la mesa para cenar alguien me tiro del brazo.
- ¿Sabes Abril? Tan poco tiempo aquí y ya había oído hablar de ti, no precisamente mal, sino bien, de echo muy bien y hmm las palabras se quedaron cortas. -susurró una voz terriblemente sexy en mi odio.
Me quedé parada sin saber qué hacer. ¿Cómo que había oído hablar de mi? ¿Y que las palabras se quedaban cortas? ¿Qué quería decir con eso, qué le habían dicho? Estaba confusa, muy confusa.
Cuando pude reaccionar, me di cuenta de que Max ya no estaba a mi lado sino que estaba en la mesa y estaba conversando con mi padre, se les veía muy animados.
- ¿Abril que haces hay parada? -pregunto mi madre mirándome extrañada.
- Venga, ven a sentarte ya. -dijo mi padre.
Me senté enfrente de Max, que me miraba con una gran y perfecta sonrisa, puta sonrisa, además el muy idota sabía que me había dejado pensativa y desconcertada por lo que me había dicho antes.
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En Mi Camino
Teen Fiction"Hay quienes aparecen de la nada y se convierten en todo" Esta frase es la que podría resumir mi vida desde que llegue a Los Angeles...