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Maitte giró bruscamente el pomo de la puerta, para luego salir corriendo desde el despacho del director, iba tan concentrada en encontrar a sus no amigos, que tropezó y se cayó quedando de cara al piso, por suerte sin golpear su bello rostro. Miró a los lados para ver si alguien vio su patética caída y al no ver a nadie, siguió corriendo.
Bendijo a Morgana al ver a Sirius y Evans abrazados bajo un árbol, la escena le dio nauseas, pero al menos los encontró, Remus estaba junto a ellos leyendo un libro.
Stone estaba sentada en el regazo de James dándole besos en la cara, Mai rodó los ojos, otra vez, Peter estaba intentando hacer pequeños fuegos artificiales con su varita.
Maitte se quedó parada en medio de ambos grupos con raras sensaciones en el estómago, nervios, emoción, y unas terribles ganas de gritar para quitar todo el stress. McGonagall apareció sujeto su vestido y apresuró el paso hasta llegar hacia la chica; Dumbledore llegó tras ella.
—Lupin, Pettigrew, Black, Potter, Stone y Evans, vengan aquí ¡Ahora mismo! —exclamó McGonagall.
Los seis chicos se acercaron a la profesora a duras penas.
—¿Pasa algo, profesora? —preguntó Evans haciendo notar su repugnante voz.
Maitte solo podía pensar en lo hipócrita que esa chica era, y que tenía una voz irritante y molesta.
—Señorita, Evans ¿Usted hechizo a sus compañeros causandoles una confusión mental? —habló pacíficamente Albus, yendo directo al grano.
Maitte pudo ver a Estefanía tensarse en los brazos de James, ella también había usado la poción. —No, profesor, ¿Por qué lo cree? —preguntó Evans.
Maitte apretó su varita que yacía en su mano derecha, y la arrojó al suelo. —¡Te voy a arrancar esas extensiones baratas, muggle de cuarta!
La joven Max se abalanzó sobre Evans dándole unos cuantos puñetazos, jaló su cabello y arranco un mechón —¡Sabía que eran extensiones!
Albus intentó separarlas, pero al ver que las chicas lo ignoraban, decidió recurrir a sus habilidades, con un hechizo no verbal ambas jóvenes quedaron sin la capacidad de moverse. Maitte quedó con un puño levantado dispuesta a volver a golpearla, y Evans estaba con la boca abierta conteniendo el grito.
—Señorita Maitte, debe prometerme que se contendrá y dejará de golpear a su compañera —Dumbledore hablaba aún con mucha paciencia.
'Si' salió casi como un susurro de la boca de Maitte. Dumbledore con el contra hechizo las libero, Maitte terminó impactando su puño a la cara de Evans.
