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—¡Esto es inhumano!—exclamó James de repente —¿Cuánto tarda un bebé en nacer?
—Uh, Regulus tardó horas en nacer, por no hablar de, Andrómeda con Dora y luego claro está...—se calló cuando James le lanzó una mirada asesina.
—No la volveré a tocar —James se sentó y sostuvo su cabeza entre sus manos.
Sirius soltó sonoras carcajadas —Te recordaré lo que acabas de decir. —Prometió.
Tras minutos entre ambos, el llanto de un recién nacido rompió el silencio, esta vez Sirius no pudo evitar que James entrará como un rayo en la habitación, básicamente porque él mismo había hecho lo mismo en el momento en que había dejado de pensar.
Cuando entró, el medimago le miraba con chispas en los ojos, mientras tanto James miraba encantado al bebé que yacía sobre el pecho de Maitte.
—Es un niño, amor —comentó a Maitte.
Maitte suspiró acariciando el poco cabello de su bebé que abrió lentamente los ojos, sólo para bostezar —Lo sé. James se parece a ti. —Sonrió.
—Tiene tus ojos, pelirroja—Sirius se había acercado hasta la pareja.
—Espero que tenga mi carácter también. —Comentó con humor.
—¡Por Merlín! ¡NO! —Exclamó Sirius —Si tenemos dos como tú, terminarán por volvernos locos a todos.
—Al menos sabrá defenderse —Rió Maitte.
—Mientras sea Gryffindor...—interrumpió James.
—Lo será.¿Te imaginas a un Potter en Slytherin?—bromeó la mujer.
—¡Ni en broma! —gritó James.
Maitte lo miró mal —Acaba de nacer, no grites.
—Hay que encaminar a los niños desde pequeños en el sendero correcto, sino, pasa como con mi hermano. —Comentó el primogénito Black.
—Te recuerdo que la oveja blanca de la familia negra eres tu, Canuto —se burló James.
—Te recuerdo que hace unas horas has declarado «pertenecer a una de las familias de magos más importantes...» —replicó.
—Solo intentaba quedarme... —Pausó —Después me ocuparé de ese medimago...
—James... —Interrumpió Maitte —No frente al bebé.
—Entonces, aquí está el pequeño Harry.
—Harry James Potter—Murmuró Maitte.
—Es un gran nombre—presumió James.
—Con mucha fuerza —apoyó Sirius.
—La fuerza de un gran mago, Canuto.
—Sin duda, Cornamenta.
Poco tiempo después llegó Remus de la misión que se le ordenó junto a Peter, más tarde los padres de Maitte estaban conociendo a su nuevo nieto. Una semana más tarde los Potter visitaron el cementerio llevando a Harry a conocer a sus abuelos.
Nadie podría romper la felicidad que había logrado traer el pequeño Harry.
