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And I don't feel no remorse, and you can't see past my blinders

7 de Mayo, 2017.
19:09 hrs.
Ophelia.

Me gustaba la ubicación de mi departamento. Quedaba cerca de una plaza, a donde podía sacar a pasear a mi perro; una biblioteca, donde podía pedir libros prestados; y un Starbucks. Todos los Lunes iba a este último después del trabajo. Lo que pedía dependía de la época del año, pero la tradición la llevaba desde hace bastante tiempo.

Por eso mismo me alteré un poco al ver a la novia de Marco en mi café. Era como una maldición, a donde sea que fuera me encontraba con algo que me recordara a Marco, y me molestaba demasiado.

–¡Ophelia!– sonrió, saludándome con la mano.

–Hola Scarlett, ¿cómo va todo?– fingí una sonrisa.

–Bien, solo vine a beber un Frapuccino. Hace bastante calor.

–Concuerdo.

Lo peor de todo, es que Scarlett no era del todo desagradable. Quería odiarla por arrebatarme al chico del que llevaba enamorada trece años, pero no podía hacerlo, no era su culpa. Tan solo me recordaba lo cobarde que fui al nunca confesarle mis sentimientos a Reus.

–Te noto un poco decaída, ¿todo bien?– suspiré.

–Problemas de hombres– era verdad: Marco y el otro idiota me tenían con la cabeza por las nubes.

–Oh, lamento oírlo... si necesitas hablar de eso, puedes llamarme– me pasó una tarjeta con su número–. Si es Martes probablemente no conteste, pero el resto de la semana estoy bastante libre.

–Gracias– dije, realmente sorprendida por su gesto. Sonrió y se fue.

Pensé que interactuar con la novia del chico al que amaba me haría sentir peor, pero no fue así.

01 de Agosto, 2017.
16:39 hrs.
Marco

Apenas Mario estacionó el auto fuera de la casa de mi ex, me bajé. Venía algo alterado y sobre todo curioso por nuestro último hallazgo.

Mario y yo habíamos discutido múltiples razones por las que Ophelia y Scarlett podrían haber mantenido contacto, pero ninguna lograba convencerme ni mucho menos calmarme. Si habían dos personas que no tenían nada en común en este mundo, eran Ophelia y Scarlett.

Toqué la puerta fuerte e impacientemente. Justo cuando Mario llegó a mi lado, Scarlett abrió. Al ver que éramos nosotros me lanzó una mirada de despecho y molestia.

–Te he estado llamando todo el día– soltó, con veneno en su voz.

–Créeme, no vinimos por tus llamadas. Necesito hablar contigo– alzó una ceja.

–¿Vienes a anunciarme que se van a casar? Oh, eso sería genial. Al menos tendría la certeza de que rompiste conmigo porque estabas interesado en... otro tipo de personas– se burló y rodé los ojos.

–¿Podemos pasar?– preguntó Mario educadamente.

–Adelante– Scarlett se hizo a un lado y nos permitió el paso.

Nos adentramos en su sala de estar y tomamos asiento en el sofá. No podía dejar de mover los pies, era mi tic cuando estaba ansioso y/o nervioso.

Ophelia // Marco ReusDonde viven las historias. Descúbrelo ahora