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Oh, Ophelia, you've been on my mind girl like a drug
Oh, Ophelia, heaven help a fool who falls in love

3 de Agosto, 2017.
20:09 hrs.
Ophelia.

Llevaba un par de días esperando a que Judith llegara. Primero, tendría que lidiar con Mario y enviarlo en la dirección equivocada, lo cual no sería muy fácil.

Mario podía ser un maniático, pero era una de las personas más inteligentes que había conocido en mi vida.

Tenía tantas ganas de llamar a Jud, Alex, Dustin, mis padres... Marco, inluso; pero tenía que apegarme al plan. No podía arruinar las cosas ni poner mi vida y la de mis amigos en peligro.

Si todo salía bien, esta iba a ser la última vez que pensaría en el resto por sobre mí. En cuanto volviera a Dortmund, la vieja Ophelia estaría muerta, incluyendo su estúpido amor por Marco Reus.

Marco era todo lo que yo siempre había deseado, pero no era lo que necesitaba ni merecía.

04 de Agosto, 2017.
15:55 hrs.
Marco.

–En serio, necesito una jodida explicación– dije apenas nos instalamos en el avión con dirección a Copenhague.

–Mario cree que Ophelia está en Dinamarca, pero en realidad tomó un avión hasta Copenhague y luego un bus hacia la costa del país, donde tomó un barco para llegar a Suecia– Alex y yo intercambiamos miradas más confundidos que nunca.

–¿Y tú cómo sabes de Mario?

–Siempre lo supe, Ophelia me lo dijo antes de irse, pero tenía que actuar como si no supiera de qué demonios me hablaban ustedes. Todo este tiempo en el que Mario estaba jugando con nosotros, realmente yo estaba jugando con él– suspiró–. Ya le informé a mi amiga en Copenhague que Mario irá a su casa. Desafortunadamente no he podido comunicarme con Ophelia, Mario aún registra nuestras llamadas telefónicas.

–Wow, esto es... ni siquiera sé cómo describirlo– me hundí en mi asiento.

Me alegraba que Jud hubiera ido por nosotros al sótano de Mario, pero de cierto modo me sentía engañado. ¿Cuántas cosas iban a pasar sin que yo me diera cuenta? Ya iban bastantes, y no sabía si era porque yo era un total ciego estúpido o porque las personas a mi alrededor eran unos genios encubiertos. Primero Mario y ahora Judith, lo único que me faltaba era enterarme de que Alex era parte de la conspiración.

Decidí dormir durante los pocos minutos que duraba el trayecto entre Düsseldorf y Copenhague, después de todo, me sentía con algo de calma. Cuando desperté, ya habíamos aterrizado.

Nos bajamos del avión y casi de inmediato tomamos un bus a Frederikshvan, que se demoró un poco menos de cinco horas. Allí, tomamos un ferri hasta Gotemburgo.

–¿Listo para verla?– me preguntó Alex cuando nos bajamos.

–En lo absoluto, siento que me voy a desmayar en cuanto la vea– suspiré.

Quizás estaba dramatizando, pero realmente se sentía de esa manera. No había pasado tanto tiempo desde la última vez que la vi, pero habían pasado muchos años desde la última vez que tenía ganas de verla. Sé que eso me hacía un idiota y probablemente un no merecedor de su amor, pero no perdía nada con disculparme de manera honesta. Ella se merecía una disculpa honesta, ella más que nadie.

Jud nos llevó en completo silencio hasta una pequeña casa que quedaba cerca de la costa. Nos había explicado de camino a Suecia que Ophelia se estaba quedando con una amiga suya que vivía hace cinco años en el país nórdico. Era de completa confianza y estaba al tanto del peligro que corría gracias a Mario.

Ophelia // Marco ReusDonde viven las historias. Descúbrelo ahora