Ophelia // Marco Reus

05.

Oh, Ophelia, you've been on my mind girl since the flood

10 de Mayo, 2017.
20:30 hrs.
Ophelia.

Con las manos temblorosas, sostuve en una mano la tarjeta que me había dado Scarlett y con la otra el móvil. Tecleé los números y marqué. Me respondió casi de inmediato.

–¿Hola?

–Scarlett, soy yo: Ophelia– lamí mis labios.

–¡Hola! ¿Estás bien? Suenas un poco preocupada– suspiré.

–¿Tienes tiempo para escuchar una historia?

–Sí, suéltala.

Y le conté toda la historia de mi acosador. Que al principio había sido lindo conmigo y que me había hecho olvidar al idiota del que estaba enamorada –obviamente omití el hecho de que ese idiota era Marco–, pero que de pronto se había vuelto oscuro y tenebroso, y ahora estaba asustada. Le dije sobre lo último que había hecho, que había encontrado una cámara en mi armario.

Sorpresivamente, Scarlett me ayudó un montón.

02 de Agosto, 2017.
9:51 hrs.
Marco.

Soñé con Ophelia. Fue un sueño extraño, el cual solo recordaba a grandes rasgos y nada detallado, pero eso me hizo saber que Ophelia volvía a estar en mi mente.

Desperté por los bruscos golpes a mi puerta. Me levanté de muy mala gana y prácticamente me arrastré hasta la entrada. Apenas la abrí, recibí un golpe en mi ojo izquierdo.

–¡Auch! ¿Qué mierda?– abrí mi ojo derecho mientras cubría el otro y observé a una furiosa Alex en frente mío.

–¡Maldito bastardo hijo de tu puta madre!– me pisó el pie.

–¡Auch! ¡Cálmate ya, loca!– suspiró y se adentró en mi casa sin mi permiso–. Oh, Alex, bienvenida seas a mi casa. Sí, sí, pasa.

–El humor no te va a salvar, imbécil.

Alex era la cariñosa mejor amiga de Ophelia. Por un tiempo también fue mi amiga, pero ella no toleró mi cambio de personalidad como Ophelia lo hizo. Alex me mandó a la mierda y desde entonces no hablábamos.

–¿A qué se debe tu visita?

–Oh, ya sabes, existe una chica llamada Ophelia... ¡que está jodidamente desaparecida!

–¿Y tú cómo sabes eso?– fruncí el ceño. Bruscamente sacó un papel de su bolsillo y me lo tiró. Lo desdoblé. Era una nota, y nuevamente era la letra auténtica de Ophelia–. A ti también te llegó una.

«Alex:

Lamento dejarte así, pero si te digo mis razones no lo entenderías. Te amo, lo sabes, y espero que no me odies por esto.

–Ophelia».

–Se fue, y estoy segura de que estás detrás de esto– suspiré y me senté en el sofá.

–Mario y yo iniciamos una investigación, por así decirle. Hemos hecho algunos avances, por si quieres saber.

–¿Qué esperas?– se cruzó de brazos.

Le conté todo: desde la discrepancia entre las letras de las notas hasta las conversaciones telefónicas que mantuvo con mi ex novia. Al final del informe, parecía confundida y sorprendida a la vez.