Capitulo 7: Pasillos

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La oji violeta ya estaba preparada para salir del cuarto, Ecco (la mujer morena que la había estado cuidando) le dijo que con el uniforme puesto no correría peligro, pero que de todas formas debía cuidar que nadie viera su rostro. No le dio explicaciones del por qué, y cuando se las pidió ella simplemente dio la respuesta más simple posible.

-Porque es más seguro.- dijo con voz neutra antes de cubrirse el rostro y salir rápidamente.

Dio un suspiro, de esa forma era difícil confiar, en especial cuando sentía que en ese lugar no había nada bueno que encontrar. Salió de la habitación, sin hacer ni un solo ruido. El pasillo era algo estrecho y con poca luz, al menos no tendría problemas para ocultar su rostro.

Se sentía ansiosa, no había nadie a la vista, miró fijamente al frente y comenzó a caminar sin rumbo específico. Pasando entre distintos pasillos, escuchó pasos, alguien venía delante de ella. Sintió un nudo en el estómago, pero siguió a paso firme mientras se acercaba cada vez más. Cuando pasó junto a esa persona, no vio más que sus pies, y ni se volteó a verla, como si fuera invisible.

Respiró tranquila y comenzó a caminar con más confianza. Caminó por muchos pasillos, casi como si estuviera buscando algo, pero no sabía qué, sus piernas casi no podían parar y caminaba cada vez más rápido. Por otro lado, las puertas y pasillos eran muy parecidos, bastante monótono, el mapa era de ayuda, pero si no fuera por eso no sabría dónde estaba.

De repente se encontró con la entrada a las mazmorras y se detuvo en seco. Se quedó viendo aquella puerta como si fuera un cofre donde escondes un tesoro, era extraño, casi magnético. Se acercó, como si sus pernas se mandaran solas y estaba a punto de tocar la manija cuando la puerta se abrió, dejando ver a otro hombre uniformado al que no le podía ver bien el rostro.

-Miren a quien tenemos.-canturreo alegre llamando la atención de dos de sus compañeros.

Ella dio un paso hacia atrás, por instinto se puso en guardia, como si fuera a atacarlos.

-Oye, tranquila, novata... -dijo uno de ellos levantando las manos en señal de que no le harían nada.

Ella se tranquilizó un poco. Pero al hacerlo, uno de ellos se abalanzó sobre ella. Gardienne dio un salto hacia atrás y esquivó un puñetazo que él estaba a punto de darle.

"¿Qué mierda les pasa?" pensaba mientras esquivaba los golpes de ese tipo, chocó con alguien detrás de ella, quien la levantó del piso. Al sentir el peligro algo en ella despertó, como si una fiera estuviera suelta en ese momento, dio un codazo en la cabeza de ese hombre, dio una patada en su estómago y al volver a tocar el piso se giró rápidamente para darle un puñetazo en la cara y torcerle un brazo.

Todo ocurrió tan rápido, que sobre aquél acto los otros dos hombres la sostuvieron haciéndole una llave y pegándola con rudeza de cara a la pared, dándose un buen golpe con esta.

-¿Qué es lo que quieren?- dijo la chica con fuerza, aunque no estaba en una posición que la favoreciera.

Los hombres se miraron entre ellos, y comenzaron a reír como si les hubiera dicho la cosa más graciosa del mundo.

-Solo estábamos jugando... eres buena... -dijo el que ella había golpeado.

-Así que te dejaremos a cargo.- dijo uno de los que la sostenían.

Ella dio un suspiro de resignación. Entonces ellos la soltaron. Uno de ellos le ofreció unas llaves y otro un puñal.

-Cuida las mazmorras hasta que alguien venga a hacer el relevo.- le ordenó uno.

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